viernes, 8 de enero de 2016

SWARUPASARAM

LA ESENCIA DE LA PROPIA IDENTIDAD 


precedido de

CONCLUSIONES DEL VEDANTA PARIBHASA


Swarupananda / Dharmaraja Adhvarindra


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Swarupasaram, Vedanta Paribhasa, Dharmaraja

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Introducción, traducción y notas de Roberto Mallón Fedriani.

Publicado en
Editorial Sanz y Torres, 2014




Introducción del traductor


A continuación presentamos dos clásicos pertenecientes a la tradición Vedanta Advaita. El que da título a este volumen -“La esencia de la propia identidad” (originalmente Swarupasaram)- es un texto expuesto en forma de diálogo entre maestro y discípulo en donde el primero describe el estado de un Ser que ha alcanzado en vida la Realización del Sí mismo (jivanmukta). Como es sabido, esta Realización, Liberación, o moksha, es el objetivo último del Vedanta Advaita; objetivo que en definitiva es la toma de consciencia -no solo a nivel mental sino, podríamos decir, “existencial”- de la eterna identidad entre Brahman y Atman, entre el Absoluto trascendente y el Ser inmanente --según reza la gran sentencia de los Upanishads: Tú eres Eso (Tat tvam asi).
Swarupasaram es una obra atribuida al maestro Tamil del siglo XVI conocido como Swarupananda. Según cuenta la tradición, su historia personal está unida a la de otro maestro contemporáneo y compañero suyo conocido como Tattvarayar. Se cuenta que siendo ambos muy versados en los textos sagrados hindúes (Shastras), pero viendo a la vez que después de tantos esfuerzos no avanzaban en el camino de la Realización espiritual, decidieron buscar un maestro Realizado que les guiara en su camino. Antes de emprenderlo acordaron que el primero que encontrara un maestro que le condujera a la Realización se convertiría en el maestro del otro. Tattvarayar  partió hacia el norte, y Swarupananda hacia el sur. Fue Swarupananda quien tras un largo peregrinaje encontró a su maestro y con ello el objetivo perseguido de la Liberación omoksha. Por el contrario, Tattvarayar, después de muchas búsquedas, no tuvo éxito en ello, de modo que desalentado decidió regresar hacia el sur de India. Tras meses de viaje, Tattvarayar se topó sorpresivamente con Swarupananda. Al comprobar que éste había conseguido Realizar esta “identidad esencial”, se postró ante él como discípulo, tal y como habían acordado antes de su partida. Transcurrido  un tiempo en compañía de su maestro Swarupananda, Tattvarayar persistía casi obsesivamente en su afán por cumplir con los preceptos rituales prescritos en los Vedas -en contra de lo que su maestro Swarupananda le intentaba hacer ver: que el cumplimiento de los ritos, si bien tenían un carácter preparatorio en el camino, no eran condición necesaria para alcanzar la Realización espiritual que perseguía, y que anclarse en ello constituía más bien un obstáculo hacia el objetivo final. Por este motivo, y tras un tiempo observando la pertinacia de su discípulo, Swarupananda concluyó que Tattvarayar no estaba preparado aún, ya que era incapaz de abandonar sus “tendencias ancestrales” (Vasanas) --condición ésta necesaria para avanzar en el camino hacia la Liberación.  Al oír esto de boca de su maestro, Tattvarayar concluyó que no merecía la pena vivir más tiempo, y se dirigió al mar para arrojar su cuerpo a él y así abandonar este mundo. En su desesperado camino hacia el suicidio le siguieron entristecidos algunos de sus discípulos, y mientras avanzaba hacia su inmolación escucharon las verdades trascendentales que Tattvarayar iba profiriendo. Algunos discípulos, sorprendidos por tanta sabiduría, corrieron apresuradamente de vuelta a narrar lo sucedido a Swarupananda. El maestro, al oírles, ordenó inmediatamente que fueran en busca de Tattvarayar y le trajesen ante él. Cuando Tattvarayar se postró de nuevo ante su maestro, éste le dijo que esas palabras de sabiduría debían ser desarrolladas y puestas por escrito para beneficio del resto del mundo. Tattvarayar, siguiendo las indicaciones de su Maestro, abandonó a partir de ese momento sus atormentados propósitos y compuso diversos poemas vedánticos, entre los que cabe destacar su  Mohavatai Bharani. Si bien Tattvarayar plasmó su conocimiento en muchos escritos, no ocurrió lo mismo con su maestro Swarupananda, ya que de éste solo se sabe que dejó una síntesis de ellos en este poema titulado Swarupasaram o “La esencia de la propia Identidad” que presentamos a continuación.
Aquellos que no estén familiarizados con la doctrina Vedanta Advaita puede que encuentren excesivamente directas las afirmaciones que el Maestro Swarupananda va haciendo a medida que el discípulo va formulando sus preguntas, pues como se ha dicho, la postura de aquel es la del Ser que habla “desde las cumbres de la realización espiritual” describiendo su estado de elevación y sin entrar en muchas explicaciones de tipo doctrinal --o probablemente dándolas ya por conocidas por su interlocutor. Precisamente este aspecto de la obra puede entrañar cierto riesgo para aquellos lectores que, conociendo en escasa medida la metafísica Vedanta, y siendo presas de las hoy en día abundantes escuelas neo-Advaita, adoptan una actitud -podría decirse- de “precipitado realizacionismo directo”, desechan la necesidad del conocimiento teórico previo (cuya transmisión según la Tradición puede durar muchos años) así como la debida iniciación recibida de un Maestro cualificado. Es así como no resulta  difícil que textos como estos puedan inducir a falsas identificaciones precipitadas con ese “estado supremo” que se describe, cayendo con ello en ingenuas ilusiones de pseudo-realización espiritual. Con esto que decimos no queremos restarle ningún valor al texto que presentamos en cuanto a las posibilidades que posee para producir o inducir en el lector destellos de comprensión sobre la Verdad más profunda de todas. Los  “neo-advaitismos por vía del atajo” se han extendido mucho en los últimos tiempos tanto en occidente como en el propio oriente y suelen estar basados, bien en la suposición de que un conjunto de enseñanzas vedánticas muy parciales adquiridas en diálogos con supuestos maestros realizados son suficientes para que el discípulo alcance la “realización espiritual directa”. En otros casos, esta misma “metodología” adopta una forma solapada fundamentándose en los principios de la doctrina ajata-vada expuesta por Gaudapada en sus comentarios o Karikas a la Mandukhya Upanishad[1] . Esta doctrina afirma que en última instancia: (i) no hay nacimiento o muerte del mundo ya que nada existe excepto la Realidad Una, (ii) no hay aspirante a la liberación ni liberado, ya que en realidad no hay esclavitud ni Liberación, y (iii) solo existe la Unidad por siempre, y el “mundo” (jagat) es una creación mental que nunca ha existido, existe, o existirá.  Si bien estas afirmaciones son ortodoxas respecto a la doctrina tradicional Vedanta Advaita, dentro de las corrientes neo-Advaita con frecuencia se malinterpretan y pueden llevar a graves confusiones entre lo que es el punto de vista estrictamente metafísico (en el cual no hay nada que realizar ni nadie que realizarlo) y el iniciático (en el que está todo por realizar por parte de “alguien”).
Merece la pena recordar aquí que dentro del Vedanta Advaita hay tres teorías acerca de la Creación que podemos resumir así: (1) Teoría de la Creación Gradual o Srishti-Drishti-Vada, según la cual la Creación es anterior a la percepción de la misma por parte de los seres individuales oJivas. La Creación se produce en Maya (que es la Shakti o poder de ilusión del AbsolutoBrahman) por medio del propio Brahman en su aspecto de Ishvara o Dios Creador. Posteriormente los Jivas perciben desde su ignorancia esta Creación ilusoria hasta el momento en que alcanzan la Liberación. (2) Teoría de Creación Simultánea o Drishti Srishti Vada, según la cual la Creación existe porque la vemos (y no al revés). Lo “visto” carece de una existencia independiente del “veedor”, de modo que la totalidad de la Creación es creada, sostenida, y retorna al “veedor” --si bien este “veedor” no es otro  que Brahman, el cual desea ver algo, e inmediatamente se presenta la Creación. (3) Teoría de la Creación Sin Origen o No-creación o Ajata Vada, según la cual el Absoluto Brahman al no estar sujeto al nacimiento ni a la destrucción, no es Creado; es no-nacido y eterno, de modo que el mundo empírico de las apariencias es por completo irreal.
Si bien Shankaracharya solía plantear la cuestión de la Creación o Manifestación desde el primero de estos puntos de vista, su maestro Gaudapada lo hacía desde la segunda, y sobre todo, desde la tercera perspectiva. No obstante, en realidad esto no implica ningún tipo de enfrentamiento teórico entre escuelas al estilo de lo que podría entenderse hoy en día, ya que tanto un maestro como otro admitían los otros dos enfoques, si bien es cierto que consideraban el último –Ajata Vada- como el más elevado de ellos. Según la Tradición, la adopción de una u otra perspectiva depende del punto de partida en cuanto a comprensión y desarrollo espiritual del discípulo al que se dirige la enseñanza. Y he aquí donde creemos que pueden presentarse los problemas con supuestos “gurús” Neo-Advaita que adoptan indiscriminadamente el Ajata Vada como método inicial de enseñanza. No se puede llegar al destino sin antes  recorrer el camino --por más ilusorio que éste pueda ser desde el punto de vista de la Realidad Absoluta- ni tampoco un método “excepcional dentro de lo excepcional” se debe generalizar para todos los aspirantes. Cada uno parte de un punto diferente.  Sobre este particular, Ramana Maharishi -a quien con frecuencia se le pone como ejemplo del excepcional camino del Ajata Vada-  al ser preguntado por cuál de las tres teorías sentía más afinidad contestó lo siguiente: “Yo no enseño solamente la doctrina Ajata. Apruebo todas las escuelas. La misma verdad debe ser expresada de modos diferentes adaptados a la distinta capacidad del oyente. El Ajata Vada dice: ‘Sólo existe una realidad. No hay nacimiento ni muerte, no hay comienzo ni fin, no hay aspirante a la liberación, ni liberado, ni esclavitud ni liberación alguna. Lo único que es siempre es el uno’. Algunos ven muy difícil comprender esta verdad y preguntan: ‘¿Cómo podemos ignorar este mundo sólido y consistente que vemos a nuestro alrededor?’ A esos se les indica que se fijen en el sueño con ensueños y se les dice: ‘Todo lo que ves depende del presenciador (el Testigo último o Sakshin). Con independencia del presenciador, no hay nada visto’. Esto es lo que se llama drishti-srishti Vada, teoría basada en que uno primero crea mentalmente el mundo y luego ve lo que su propia mente ha creado. Al que no puede comprender ni siquiera este concepto y arguye que ‘el sueño es una experiencia corta mientras que el mundo de vigilia existe permanentemente, y que el sueño sólo es visto por mí, pero el mundo de la vigilia es sentido y visto por todos nosotros y no podemos calificarlo de inexistente’, se le indica la doctrina Srishti Drishti y se le dice: ‘En un principio, Dios creó todas las cosas; primero los elementos, y luego todo lo demás’. A este tipo de hombres sólo les convence una teoría de esta clase. Pero su mente no queda totalmente satisfecha y se preguntan: ‘¿Cómo podrían la geografía, los mapas, las ciencias, las estrellas y los planetas, las reglas de gobierno y todas las cosas conocidas ser totalmente inciertas?’ A esos es mejor decirles: Dios hizo todo eso para que tú lo vieras. … Todo depende de la capacidad del que las escucha. El Absoluto sólo puede ser Uno.” [2]
Con el fin de proporcionar al lector una síntesis de la doctrina Vedanta antes de entrar en esa descripción directa que se hace en la obra de Swarupananda respecto del estado de Realización espiritual, hemos considerado pertinente precederla con una sección de otra importante obra dentro de la corriente Vedanta Advaita titulada Vedanta Paribhasa (Definición del Vedanta) escrita por el maestro del siglo XVII Dharmaraja Adhvarindra. Este texto completo constituye de por sí un verdadero tratado de epistemología, si bien sus dos últimos capítulos -dedicados respectivamente a la “materia” sobre la que versa el Vedanta y al “propósito u objetivo” del mismo- creemos que constituyen un breve resumen que confiamos servirá para instilar, o bien recordar, los conceptos fundamentales del Vedanta Advaita en aquellos lectores que consideren pertinente abordarlo. Junto con la traducción se han incluido comentarios a pie de página que, si bien no pertenecen al texto original, hemos considerado oportunos de cara a la aclaración o desarrollo de algunos conceptos. Así mismo se ha introducido un gráfico no incluido en el texto original pero que creemos puede ser útil de cara a comprensión de la idea de “Despliegue de la Manifestación” conforme a una de las teorías más importantes seguidas dentro del Vedanta Advaita: la llamada “Teoría del Reflejo”. Aunque existen otras muchas obras importantes que pueden servir para iniciarse en el conocimiento del Vedanta[3] , hemos optado en esta ocasión por ésta, ya que aparte de su relevancia, estaba inédita en lengua castellana hasta el momento.
Por último, señalar que el gran maestro Advaita del siglo XX Sri Ramana Maharishi recomendaba a sus discípulos, entre otras, la lectura de esta “Esencia de la propia identidad” (o “Identidad Suprema”, como solía denominarla René Guénon[4] ) que se presenta aquí también por primera vez en castellano.

R.M.F


[1] Roberto Pla Sales, Karika y comentarios a Mandukyopanishada,  Málaga, 1987
[2] Ramana Maharishi,  Día Día con Bhagavan,  Madrid, 1995, pág. 173
[3] Vid. René Guénon, El Hombre y su devenir según el Vedanta,  Buenos Aires, 1990 / Sadananda Vedantasara, Madrid, 2009. / Sri Vidyaranya, Panchadasi, Madrid, 2010

[4] René Guénon, El Hombre y su devenir según el Vedanta,  Madrid, 2006, cap. III