El sufismo operativo
William Chittick
Extracto del libro titulado “La doctrina sufí de Rumi”
(Jose J. Olañeta, Palma de Mallorca, 2008).
4. Las limitaciones
del conocimiento racional
Como hemos visto,
según Rumi, el conocimiento externo,
o el conocimiento en el sentido habitual de la palabra, es útil y justificable sólo en la medida
en que es simbólicamente eficaz. El hombre nunca debería contentarse con "conocer" con las débiles fuerzas de su
razón. Más bien
debería entrar
en el Camino para librarse de las limitaciones de la razón y alcanzar la gnosis.
De Dios vino (el texto): "En verdad, la opinión no (os) permite prescindir (de la Verdad) [Corán, LIII, 29]": ¿cuándo corrió [subió] a los Cielos el corcel de la opinión? ... Ven, reconoce que tu imaginación, tu reflexión, tu
percepción sensorial y tu comprensión son como la caña sobre la que cabalgan los niños. Las ciencias de los místicos les llevan (a lo alto); las ciencias de los hombres sensuales son cargas para ellos... Dios dijo: "(Como un asno) cargado con sus libros [Corán, LXIL 5]": oneroso es el conocimiento que no procede de Él. El conocimiento que no procede inmediatamente de Él no perdura (L 3442 ss.). Interiormente ciegos, ellos [los hombres mundanos] sacan la cabeza por la
ventana del cuerpo físico. ¿Qué van a ver? ¿Qué valen su aprobación o su desaprobación? Para el hombre inteligente ambas son lo mismo; puesto que no han visto nada para aprobar o desaprobar, digan lo que digan es un disparate. ( Discourses, p. 100).
La visión es superior al conocimiento: de ahí que el mundo presente prevalezca (sobre el otro mundo)
en la opinión del vulgo. Porque ven este mundo como dinero en efectivo, pero consideran que lo que concierne a aquel (otro) mundo es (como) una deuda (III, 3858- 59). Puesto que eres una parte del mundo, seas como seas, consideras que todos [incluidos los santos] son de la misma clase que tú, hombre extraviado. .. (Si) una vaca entrara de repente en Bagdad y pasara de este lado (de la ciudad) al otro lado, de todos los placeres, alegrías y delicias (de la ciudad) no vería nada más que la corteza de una sandía (IV, 2368, 2377- 78) . El filósofo es esclavo de las cosas percibidas por el intelecto [la razón]; (pero) el puro (santo) es el que cabalga como un príncipe sobre el Intelecto del intelecto. El Intelecto del intelecto es tu núcleo, (mientras que) tu intelecto es (sólo) la cáscara: el vientre de los animales siempre está buscando cáscaras. El que ve el núcleo siente una inmensa
repugnancia por la cáscara: para los grandes (santos) (sólo) el núcleo es legítimo, legítimo. Cuando el intelecto, (que es) la cáscara, ofrece cien pruebas, ¿cómo daría un paso el Intelecto Universal sin tener la certeza? (III, 2527- 30). Sabe que el (verdad ero) conocimiento consiste en ver el fuego directamente, no en gastar palabras diciendo que el humo es la prueba del fuego… Oh tú cuya evidencia es como un bastón en tu mano (que) indica que eres ciego, (Todo este) ruido y esta charla pedante y esta asunción de autoridad
(sólo significan): "No puedo ver: tened la bondad
de disculparme" (VI, 2505 ss.). Somos entusiastas
de las discusiones sutiles, somos extremadamente aficionados a resolver problemas; Y con el fin de poder hacer nudos y (después) deshacerlos, hacemos muchas normas para (plantear y exponer) la dificultad y para
responder (a las preguntas, suscitadas por ella)[1]. Como un pájaro que tenga que deshacer las ataduras de una trampa y volver a hacerlas a veces, a fin de poder adquirir una habilidad perfecta: se ve privado del campo abierto y de la pradera, pasa la vida ocupado en los nudos (II, 3733-36}. Supón que el nudo se desata, oh adepto (pensador): es (como) un nudo apretado sobre una bolsa vacía. Te has vuelto viejo en (la ocupación de) deshacer nudos: supón que deshaces unos cuantos nudos más (¿y entonces qué?)… El nudo que aprieta nuestra
garganta es que deberías saber si eres vil o afortunado. Resuelve este problema si eres un hombre: dedica tu aliento (vida) a esto, si tienes el aliento (espíritu) de Adán (dentro de ti). Supón que conoces las definiciones de (todas) las substancias y accidentes (¿qué provecho sacarás de ello?): conoce la (verdadera) definición de ti mismo, pues esto es indispensable.
Cuando conozcas la definición de ti mismo, huye de esta definición, para que puedas alcanzar a Aquel que no tiene definición, oh tamizador de polvo. (Tu) vida se ha desperdiciado en (la consideración del) predicado y el sujeto (lógicos): (tu) vida, carente de comprensión (espiritual), se ha ido en (el estudio de) lo que se ha recibido de
oídas. Toda prueba sin un resultado y un efecto (espiritual) es vana: ¡considera el resultado (final) de ti mismo! (V, 560- 67). Los grandes eruditos de la época hilan muy fino sobre toda clase de ciencias. Conocen perfectamente y comprenden de forma completa las materias que no les conciernen. Pero en lo que respecta a lo que tiene verdadera importancia y afecta al hombre más de cerca que todo lo demás, a saber, su propio sí, ese gran erudito tuyo no sabe nada (Discourses, p. 30).
El hombre debe conocerse a sí mismo para poder escapar de sí mismo; todos los demás conocimientos no tienen ningún
valor. "Haz un viaje fuera de ti mismo hacia [tu verdadero] tú mismo, oh maestro,
/ Pues con este viaje la tierra se convierte en una
cantera de oro" (Diwán , p. 111).
Una vez que un hombre ha entrado en el Camino espiritual y ha progresado en él,
La iluminación del espíritu viene: (entonces) no queda, oh tú que buscas iluminación, ninguna conclusión ni premisa, ni la que contradice (a una afirmación, ni) lo que hace necesaria (su aceptación). Porque el vidente en quien Su Luz (de Dios) empieza a aparecer es completamente independiente de la prueba (lógica), que se asemeja el bastón (de un ciego) (I, 1507-8). (... en el caso de) esa verdad que es inmediata e intuitiva, no hay lugar para ninguna interpretación (JI, 3248).
Por otra
parte, a una persona no le hace ningún bien argüir que investiga tal o
cual rama del saber "para mayor gloria de Dios".
Todas esas ciencias y esfuerzos y actos de devoción son, en comparación con la majestad y el mérito del Creador, como si un hombre te hiciera una reverencia, realizara un servicio y se marchara. Aunque el mundo entero atacara tu corazón en el servicio a Dios, ello equivaldría al hecho de que inclinaras una vez la cabeza
hasta el suelo (Discourses, p. 212).
El hombre no puede actuar verdaderamente de acuerdo con la voluntad de Dios a menos que él mismo no actúe. "Excepto el morir, ninguna otra habilidad sirve para nada con Dios"
(VI, 3838).
"La raíz de la
raíz del amor y la fidelidad es morir y no ser nada"
(V, 1253- 54).
¿Qué hay que Dios el Altísimo no posea y de lo que esté
necesitado? [Evidentemente, nada. Por lo tanto] es
necesario presentar ante Dios el Altísimo un corazón brillante como un espejo, para que Él pueda ver Su rostro en él "Dios no mira vuestras formas,
ni vuestras acciones, sino vuestros corazones"[2] (Discourses, p. 195).
¿Qué es el espejo del Ser?
El no-ser. Presenta el no-ser (la muerte para sí mismo) (como
tu obsequio [para Dios]), si no eres un necio (I, 3201).
[1]
"El gusto enfermizo por la investigación, verdadera 'inquietud mental' sin
término y sin salida, se manifiesta muy particularmente en la filosofía
moderna, la mayor parte de la cual no representa más que una serie de problemas
enteramente artificiales, que no existen si no porque están mal planteados, y
que no nacen y subsisten si no por equívocos cuidadosamente alimentados".
R. Guénon, Oriente y Occidente, José J. de Olañeta, Editor, 2003, p. 62.
[2]
Hadíz del Profeta.