martes, 30 de mayo de 2017

METAFÍSICA TRINIDAD



INTERPRETACIÓN 


METAFÍSICA 


DE LA TRINIDAD 



Abbé Henri Stéphane   



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sanatanadharmatradicional


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Las tres interpretaciones de la Trinidad dadas por F. Schuon[1] pueden obtenerse por transposición metafísica[2] del dogma cristiano, bien a partir de las Hipóstasis[3], o bien a partir de las Procesiones[4] divinas, por medio de un conjunto de correspondencias analógicas[5] o de «identificaciones misteriosas» entre los elementos de las tres «representaciones».

En el caso de las Hipóstasis, la base de la analogía será la «determinación»; en el caso de las Procesiones divinas, será la Inteligencia y la Voluntad, o equivalentemente el Conocimiento y el Amor. Estas «bases de analogía» nos dan la clave de la transposición metafísica en cuestión. En la representación latina, las tres Hipóstasis están situadas en el mismo plano ontológico y de alguna manera horizontal; se las puede mirar como «determinaciones» particulares de la Esencia[6] divina.

El Padre es un «terminus a quo» (punto de partida) -en sentido escolástico- y el Hijo un «terminus ad quem» (punto de llegada), y ocurre lo mismo con el Espíritu Santo. La transposición metafísica, que desemboca en la primera interpretación de F. Schuon, opera un enderezamiento vertical: «La perspectiva "vertical" (Sobre-Ser, Ser, Existencia) ve las Hipóstasis como "descendentes" de la Unidad o del Absoluto; o de la Esencia, si se quiere, los grados de la Realidad». Se trata entonces de "determinaciones" de lo Indeterminado, determinaciones evidentemente principales, puesto que a este nivel no se sabría "salir" del Principio.

El Ser, según René Guénon, es la primera determinación del No-Ser[7]. Esta determinación corresponde al Hijo, primera «determinación» del Padre. En cuanto a la Existencia, debe ser considerada evidentemente en su realidad principal; se identifica entonces con Mâyâ[8] o la «Posibilidad universal»; es Mâyâ, en tanto que Theotokos[9], la que permite a Dios «existir», y es también el Espíritu Santo el que «revela» el Padre y el Hijo a ellos mismos.

Las «Hipóstasis descendentes» aparecen así como los grados de la Realidad (principial), o como determinaciones de lo Absoluto en lo relativo, pero siempre in divinis, lo cual les confiere el carácter «ilusorio» de Mâyâ, ya que es in divinis como Mâyâ debe de ser «concebida» (la Inmaculada Concepción). Mâyâ es entonces el "Juego" de Dios consigo mismo, y se identifica así con la Sabiduría: «YHVH[10] me ha poseído desde el comienzo de sus caminos, antes de sus obras más antiguas. Yo fui fundada en la eternidad (...) Yo era su obra, gozándome cada día, y jugando sin cesar en su presencia» (Libro de los Proverbios VIII, 22-31). Es por lo tanto Ananda, la Beatitud, el Amor: «Yo soy el océano de Infinita Felicidad, y es en mí que, al aliento caprichoso de Mâyâ, se elevan o se apaciguan todas las olas del universo»[11]

En las consideraciones precedentes, Ananda -que es el tercer término del ternario vedantino Sat-Chit-Ananda[12] - aparece nítidamente como el análogo del Espíritu Santo en la segunda interpretación de la Trinidad dada por F. Schuon, la que corresponde precisamente a este ternario. Esta «perspectiva horizontal suprema» sirve así de intermediario entre la «perspectiva horizontal no suprema» (Padre, Hijo, Espíritu) y la «perspectiva vertical» (Sobre-Ser, Ser, Existencia)[13] . De hecho, el papel de intermediario jugado por Sat-Chit-Ananda, va mucho más lejos. Permite en efecto pasar de la consideración de las Hipóstasis a la de las Procesiones divinas, poniendo así a la luz la perfecta coherencia del Misterio trinitario o más bien de su expresión a la vez teológica y metafísica, y en particular de los dos modos de analogía que permiten la transposición[14] .

En la procesión de Inteligencia por la cual el Padre (Sat) engendra al Hijo (Chit), el Padre no conoce ningún «objeto»: «Tú no puedes conocer a Aquel que hace conocer lo que es conocido, y que es su Sí mismo en todas las cosas. Lo mismo que Dios mismo no conoce aquello que él es, porque Él no es ningún "esto"»[15] . Dios (Sat) es conocimiento Puro y Absoluto (Chit), conocimiento de "nada". Por eso mismo, este conocimiento se identifica a la Ignorancia (la Docta ignorancia) que no es otra que Mâyâ. Esta última, en tanto que Shakti[16] de Brahma[17], no es otra que la Omni-Posibilidad, la Omni-Potencia, la Voluntad, el Amor puro y Absoluto, el Espíritu Santo, que procede así del Padre (y del Hijo) por modo de Voluntad, y que es también Beatitud (Ananda).

Es en este contexto donde se sitúa entonces el misterio o el «milagro» de la Existencia, bajo cualquier modo que sea, desde el instante que ese modo está devuelto a su Principio, del cual no está separado más que ilusoriamente. No es en vano que la teología enseña que Dios ha creado el mundo por amor, pero no por «amor al mundo» que no tiene más que una existencia ilusoria (el juego de Mâyâ), y que no existe más que para permitir al Uno sin segundo afirmar que todo otro «diferente de El» no existe.[18]



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[1] F. Schuon, Comprender el Islam.
[2] Esta palabra designa en la obra de Aristóteles la parte de la reflexión teórica que viene después de los tratados de física. El empleo de la palabra se ha generalizado para designar la parte superior del saber, la que remonta a las causas primeras y a los principios primeros de los seres.
[3] Palabra griega que designa la substancia individual o la persona. En el vocabulario cristiano, designa las Personas de la Santísima Trinidad.
[4] Acción por la cual una Persona divina da origen a otra Persona.
[5] Una correspondencia analógica es la que está hecha en virtud de una analogía o de un símbolo, siendo analogía: «proporción entre realidades o conceptos diferentes que permite calificarlos los unos por los otros, o incluso por un término único que conviene a todos en razón de una cierta similitud»
[6] Lo que funda el ser de la cosa; aquello por lo cual una cosa es lo que es (id quio res est id quod est)
[7] El «No-Ser» en el sentido guenoniano corresponde al «Sobre-Ser» de Schuon, del que se ha hablado más arriba.
[8] La Shakti (ver nota 16) o potencia de Brahman (ver nota 17). La noción de Mâyâ es muy compleja; se traduce a menudo por «ilusión cósmica», pero ese no es más que uno de los aspectos de Mâyâ, que es también el «Juego Divino» y la «Posibilidad Universal».
[9] Madre de Dios, «la que alumbra a Dios»; título dado a la Virgen María en el 431 por el concilio de Efeso.
[10] Tetragrama sagrado del Nombre inefable de Dios. Los judíos dicen «Adonai» (mi Señor) cuando leen la Biblia. La vocalización Jehovah es antigua, pero la de las Biblias modernas (Yaweh o Yavé) no tiene ningún sentido.
[11] Viveka-Suda-Mani, de Shankaracharya.
[12] Palabra sánscrita que significa Ser-Consciencia-Beatitud, las tres características de la Realidad absoluta (Brahman).
[13] Según F. Schuon en la obra citada anteriormente (Comprender el Islam), la perspectiva horizontal «suprema» corresponde al ternario Sat-Chit-Ananda y ve la Trinidad en cuanto que está oculta en la Unidad; la perspectiva horizontal no suprema (Ser-Sabiduría-Voluntad o Padre-Hijo-Espíritu) sitúa la Unidad como una esencia oculta en la Trinidad.
[14] Es remarcable que un exoterista como el padre Monchanin haya reconocido en el Sat-Chit-Ananda lo que se aproxima más a la Trinidad cristiana, pero hay donde él no ve más que una «aproximación» del misterio cristiano, el metafísico ve una transposición metafísica. Ver J. Monchanin y H. Le Saux, «Ermites du Saccidananda».
[15] Comienzo del Brihadaranyaka Upanishad, III, 4,2.
[16] La potencia de manifestación de Brahman (ver nota 17), la Omni-Posibilidad u Omni-Potencia divina. Ver también Mâyâ (nota 8).
[17] Nombre neutro que designa el Principio supremo en la metafísica del Vedanta (el punto de vista más elevado de la doctrina hindú, es decir el que llega a la metafísica pura, Shankara (nota 11) es su doctor más eminente).
[18] L. Schaya, La Doctrina sufí de la Unidad.