El sentido de la “no-acción”
Monica Cavallé
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“El necio no alcanza la paz
porque lucha
por alcanzarla”
(El Cantar de Ashtavakra) [1]
“El sabio que se ha puesto
encima de sí
mismo, reposa cuando corre,
actúa cuando
contempla”
(Angelo Silesio) [2]
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Extracto de “La Sabiduría de la No-Dualidad”
Mónica Cavallé. Editorial
Kairos, 2000.
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La invitación a “sólo ser” (“no hay que hacer
nada”) no es una invitación a la inacción. La acción es inevitable, es
intrínseca al mundo manifestado: “El
hombre no puede estar inactivo ni por un momento. Todo está impulsado a la
acción irremediablemente por el impulso de los tres gunas [energías básicas de la naturaleza]” (Bhagavad Gita) [3]
. No se trata de actuar o no actuar, porque la acción es ineludible; “incluso su inercia obra y tiene sus efectos
en el movimiento cósmico”[4]
. De lo que se trata -éste es el sentido de la invitación a “sólo ser”- es de
sustituir la acción condicionada, excéntrica y dual, que tiene su motor y su
meta fuera de sí misma –la acción del yo limitado y separado, que nace del
deseo o del temor, de la conciencia de incompletud, atada al tiempo, en la que
hay distinción entre el actor, la acción y lo actuado-, por otro tipo de acción, que trasciende tanto
la actividad como su opuesto: el reposo, y que, por su diferencia esencial con
respecto a lo que se entiende ordinariamente por “acción”, merece en Oriente el
calificativo de “no-acción”[5]
.
Esta “no-acción” es:
(1) Una acción no excéntrica, porque su motor y meta
le son internos. No está movida ni motivada por nada distinto de ella misma ni
se orienta a fines o resultados distintos de la acción en sí. Es “sin porqué”:
[No debe actuar] -afirma Nisargadatta- ni para usted ni para los demás, sino
por la propia acción. Una
cosa que vale la pena contiene su propio propósito y
significado. No convierta
nada en un medio para lograr otra cosa. No limite. Dios no crea una cosa para
servir a otra. Cada una es hecha para sí misma. Habiendo sido hecha para sí
misma no interfiere. Usted está usando cosas y personas para propósitos extraños
a ellos mismos y está causando estragos en el mundo y en usted mismo [6] .
O, en palabras de Eckhart:
(...) el fondo de Dios es
mi fondo, y mi fondo el de Dios (...). Desde este fondo más entrañable has de
obrar todas tus obras sin porqué alguno. De cierto te digo: mientras hagas tus
obras por el reino de los cielos o por Dios o por tu eterna bienaventuranza,
[es decir], desde fuera, realmente andarás mal [7].
Porque no basta con hacer las obras de la virtud (...) sino que se debe aspirar
a obtener la virtud en su esencia y fondo (...) Y si uno la tiene, esto se
puede conocer por el siguiente hecho: (...) hace las obras sin preparación de
la voluntad (...) y sin ningún porqué [8] .
(2) Es una acción no-dual, porque no es acción de un
“yo” (no hay distinción entre la acción, el yo que actúa y lo actuado) [9]
. Es una acción que no lleva el sello de la personalidad.
Actúa -insta la Bhagavad Gita- sin
pretender ser el “hacedor”:
“En este mundo temporal
todas las acciones suceden por intervención de los tres gunas. Mas el hombre, engañado por la ilusión del ‘yo’ piensa:
‘yo soy el hacedor’ ”[10].
Sin pretender ser el hacedor, o en otras
palabras, sin voluntad propia:
“pues donde yo no quiero
nada para mí, Dios [la Voluntad Universal] quiere en mi lugar”[11]
(Eckhart).
(3) Esta acción es denominada en la tradición Vedanta:
“acción desinteresada” (Bhagavad Gita); la realización de la vocación propia -de la
acción que compete a cada cual en función de sus circunstancias y de su
naturaleza individual- sin móviles individuales y sin apego a los resultados:
“Realiza tus acciones con pureza, libre de la esclavitud del deseo”[12]
. “Un hombre tal, que ha renunciado al fruto de sus acciones, está siempre
libre de toda dependencia y aunque interviene en la acción, él no actúa.”[13]
El yo que ha muerto a sí mismo en tanto que
personalidad separada -a su voluntad individual y limitada-, que ha cifrado su
identidad en su Sí Mismo, en la raíz de su ser - absoluta completud, carente,
por ello, de todo movimiento y anhelo- y no en sus vehículos limitados (su
cuerpo y su psique), atestigua el movimiento y la actividad de sus vehículos de
expresión (en este sentido, interviene en la acción), pero no es arrastrado por
dicho movimiento ni limitado por sus obras (en este sentido no actúa). Goza sin
más con absoluta libertad interior de la
pura, gratuita e ilimitada expresión de su Ser sin buscar ese deleite en los resultados limitados de sus acciones
aisladas y limitadas [14]
. El que practica la no-acción comparte así la naturaleza de Brahman:
“(...) La naturaleza de Brahman, como lo vemos manifestado en el
universo, es una absoluta calma y pasividad, pureza e igualdad por dentro, una
soberana e inexhaustible actividad por fuera” [15]
.
“Uno debe
aprender a estar [interiormente] libre en plena actividad” (Eckhart) [16]
.
Esta no-acción en medio de la actividad
garantiza la no-interferencia de los deseos y temores que invariablemente acompañan
a la voluntad separada, al yo; es una acción impersonal (o suprapersonal), la
acción de la Realidad en la realidad, el movimiento de la Totalidad en la parte
-por ello, es necesariamente armónica [17]
. Es una acción espontánea no acompañada del movimiento mediacional de la
reflexión (en otras palabras: que no tiene al ego como centro); movimiento este
último que en su limitación, condicionamiento y en la ceguera de su parcialidad
desvirtuaría toda expresión plenamente genuina.
En la medida en que esta no-acción supone la
relativización de la individualidad separada como tal, es por ello vía adecuada
de real-ización. Para el Advaita, la acción por sí sola no libera; pero la
“no-acción”, la acción que ya no es medio sino fin en sí y adquiere por ello la
cualidad del conocimiento [18]
, conduce ineludiblemente a la liberación; de hecho, esta es la única acción
posible para el liberado [19]
.
Hay que hacer notar, de cara a evitar
malentendidos, que esta acción desinteresada o pura está lejos de ser una acción
ciega: que lo decisivo no sean los móviles individuales no significa desatender las condiciones objetivas de la acción de
cara a facilitar su relativa eficacia.
De hecho, la objetividad y ecuanimidad, la libertad interior del que abandona
toda subordinación a resultados particulares, garantiza la capacidad de
atención global a las condiciones requeridas por una determinada situación; y
por ello, la respuesta activa adecuada brotará sin distorsión ni obstáculo y
será máximamente eficaz.
Este no-actuar en medio de la acción que propone
la Gita, es cercano a lo que el pensamiento extremo-oriental ha denominado wu-wei
(no-acción): “El Tao no actúa y nada deja de hacer” (Lao Tse) [20]
.
La denominación “no-acción” alude, al igual que
en el contexto índico, a que el origen de esta acción y su término es -en virtud
de que nace del desinterés personal y del desapego- la quietud del Ser. El
sabio mueve sin ser movido, sin perder su imperturbabilidad, sin quedar atado a
sus acciones. Permanece en el centro inmutable donde nace todo el movimiento;
como el agujero vacío en torno al cual gira la rueda sin ser arrastrado por el
giro de la periferia; como la mano inmóvil que sostiene el péndulo sin
participar de su movimiento. Y porque nada busca obtener, se hace uno con el
corazón de las cosas y nada se le resiste.
En palabras del Maestro Eckhart: “El hombre
exterior puede actuar y, sin embargo, el hombre interior se mantiene
completamente libre de ello e inmóvil”. Aludiendo a la imagen de la puerta que
se abre y se cierra dirá: “comparo la hoja externa de la puerta al hombre exterior
y el gozne al hombre interior”[21]
.
*
Notas:
[1]
XVII, 39.
“En el Ser sin nombre no hay deseos. La ausencia de deseos trae la paz;
es entonces cuando el mundo se ordena a sí mismo”. Lao Tse, Tao Te King,
XXXVII.
[2]
Peregrino Querubínico, V. 364.
“Aquel que encuentra la
inacción en la acción y la acción en la inacción es un sabio entre los
hombres”. BG IV, 18.
[3]
III, 5.
“Haz tu tarea en la vida porque la acción es superior a la inacción. Ni
siquiera el cuerpo podría subsistir si no hubiese actividad en él”. BG II, 8.
[4] Sri Aurobindo, Isa Upanishad, p. 30.
[5]
Así resume Nisargadatta la diferencia: “Hay
una diferencia entre el trabajo (work) [en el sentido de “no-acción”] y la mera
actividad (activity). La naturaleza entera trabaja. El trabajo es naturaleza,
la naturaleza es trabajo. Por otro lado, la actividad está basada en el deseo y
el miedo, en el ansia de poder y gozar, en el miedo al dolor y a la
aniquilación. El trabajo es del todo para el todo; la actividad es de uno mismo
para uno mismo”. I am
That., p. 219; Yo soy Eso, p. 371.
[6] I am That, p. 90; Y.s.e., p.
174.
[7]
Tratados y Sermones, p. 307.
“El justo no intenta [conseguir] nada con sus obras; pues, quienes
intentan [conseguir] algo con sus obras o también aquellos que obran a causa de
un porqué, son siervos y mercenarios. Por eso, (...) no pretendas nada con tus
obras y no te construyas ningún porqué, ni en [el] siglo ni en [la] eternidad
ni [con miras] a una recompensa o a la bienaventuranza o a esto o a aquello;
porque semejantes obras de veras están todas muertas. (...) todas las obras que
hagas con esa finalidad están muertas, y las buenas obras las echas a perder
(...). Por eso, si quieres vivir y aspiras a que vivan tus obras, debes estar
muerto y aniquilado para todas las cosas. Es propio de la criatura hacer algo
de algo; mas, es propio de Dios hacer algo de nada. Por eso, si Dios ha de
hacer algo en tu interior o contigo, debes haberte aniquilado antes. Y por
ende, entra en tu propio fondo y obra ahí; y las obras que haces ahí serán
todas vivas”. Tratados y Sermones, pp. 582 y 583.
[8]
Tratados y Sermones, p. 141.
“Dios es la eterna Quietud, pues no busca ni quiere nada; y si tú no
quieres nada, entonces serás mucho”. Angelo Silesio, Peregrino Querubínico,
I, 76.
[9]
“La distinción entre acción, actor y
efecto de la acción se mantiene respecto al Ser por ignorancia”. Shankara, Bhagavad
Gita Bashya XVIII, 66.
[10]
BG III, 27.
“Y como consecuencia de la superposición de la acción que pertenece al
cuerpo en el Ser,
surgen ideas como: ‘Yo soy el que actúa’, ‘Esta es mi acción’, ‘Estos
resultados son experimentados
por mí’. Del mismo modo con la idea: ‘Me quedaré quieto y libre de
esfuerzo y de actividad, estaré
feliz’. Y superponiendo en el Ser la cesación de actividades que
pertenecen al cuerpo y a los órganos (sensoriales y mentales) y la felicidad
que de ello resulta, una persona imagina: ‘No haré nada. Me
sentaré tranquila y felizmente’.
(...) Y aquí, en este mundo, aunque la acción que pertenece al cuerpo y
a los órganos
(sensoriales y mentales) sigue siendo acción, sin embargo se superpone
en el inactivo e inamovible Ser. Y como
resultado de esto hasta una persona instruida piensa: Yo actúo’ ”. Shankara,
BGBh IV,
“No son
mis actos. Yo estoy desapegado más allá de la acción”. Ibid, IV, 32.
[11]
Tratados y Sermones, p. 86.
[12]
III, 9.
[13]
BG IV, 20.
“El que está satisfecho con lo que la vida le depara, pues está más allá
de los opuestos de este
mundo, libre de envidia y ecuánime tanto en el éxito como en el
fracaso, aunque actúe no se esclaviza
a sus actos” ( IV, 22).
En el contexto de nuestra
tradición esta idea de la acción desinteresada queda expresada en las
siguientes palabras de Angelo Silesio: “Dios
ha de ser el comienzo, el medio y el fin, para que encuentre placer en la obra
de tus manos”. Peregrino Querubínico, V, 331. Palabras que nos recuerdan a
las siguientes de la Bhagavad Gita:
“[en los actos del liberado; actos en que
la acción deviene no-acción y adquiere valor sacrificial] el instrumento del
sacrificio es lo Absoluto, y la misma oblación es lo Absoluto. La oblación es
ofrecida por lo Absoluto en el fuego del Absoluto (...)” (B.G. IV, 24). Shankara comenta así este texto de la Gita: “Significa que el mismo Absoluto es el que
hace [la ofrenda], lo que ofrece y el acto mismo de ofrecerlo”. Y más
adelante: “Todas las acciones dejan de
existir para la persona que ha descubierto que lo Absoluto mismo es todas las
cosas (...). Como [esta acción] está disociada en todo caso de las ideas de
diferencia entre los complementos como el instrumento del sacrificio y los
actos y sus resultados, las cuales han sido destruidas por el conocimiento de
la verdad de lo Absoluto, sin duda es inacción”. BGBh, IV, 24.
[14]
Así, “la acción no se adhiere al hombre”.
Isa Upanishad, 2.
“Igual que un cristal no es manchado por lo que se refleja en él, así un
conocedor de la verdad no es realmente afectado por el resultado de sus actos”.
Yoga Vashista Sara, III, 8.
[15]
Sri Aurobindo, Isa Upanishad, p. 73.
Esta calma del Ser no es en
absoluto inmovilidad ni reposo (que no son más que las referencias duales del
movimiento); está más allá de la movilidad y de la inmovilidad; no es estaticidad
sino, como veremos, una elevadísima actividad creativa, no procesual, más allá
del tiempo, que parece inactividad para nuestra mente dual. Este es el sentido
de la “inmutabilidad” metafísica. Dice Plotino: “Hay dos géneros de cosas: el ser móvil, afectado por toda suerte de movimientos
y dividido en el espacio; el apelativo que le conviene es devenir y no ser.
Está, por otra parte, el Ser Eterno que no se divide. Existe siempre de la
misma manera (...) no deja un lugar para entrar en otro, queda inmóvil en sí
mismo”. “De Él vienen todas las cosas. De
Él viene el primer movimiento que no existe en Él. De Él viene el reposo que Él
no necesita. Él no está ni en movimiento ni en reposo. No tiene nada de qué
reposar ni nada por qué moverse. ¿Hacia dónde habría de moverse si Él es el
único”. En VI, 5, 2 y V, 5, 10.
[16]
Tratados y Sermones, p. 136.
[17]
No es una acción “buena”; es la expresión de la Bondad; por eso no puede ser
incorrecta.
“[El] bueno y [la] bondad no son sino una sola bondad, completamente unos
en todo”. Eckhart, Tratados y Sermones, p. 160.
“Soy la inteligencia del inteligente. Soy lo bello de la belleza, [la bondad
del bueno, etc.]”. BG VII, 8 y ss.
[18]
“Encontrar la inacción en la acción es jñana,
sabiduría (...). Por no tener ningún motivo
egoísta, en realidad no hace nada en absoluto. Sus acciones se
convierten en ‘inacciones’ porque han
sido quemadas por el fuego de la sabiduría”. Shankara, BGBh IV, 19.
[19]
“Por tanto, no existe una ulterior
objeción a las obras. Por el contrario, las obras se
justifican mediante la participación o auto-identificación del alma con
el Señor en su doble aspecto de
pasividad y actividad”. Sri Aurobindo, Isa Upanishad, p. 73.
[20]
Tao Te King, XXXVII.
“El Tao (...) deja la obra concluida pero no la considera suya. Viste y
nutre todo, pero no se adueña de ello. Eternamente sin ambiciones, por eso se
le puede llamar pequeño. Todos los seres retornan a Él, por eso se le llama
grande” ( XXXIV).
“Con el conocimiento del Tao se disminuye de día en día hasta llegar a
la no-acción. A través de la no-acción
nada queda por hacer. El mundo sólo se puede obtener a través del no-hacer.”
(XLVIII).
“La ira del que no se ha airado, es ira que brota sin ira. La obra del
que obra sin obrar es una obra que nace del no obrar”. Chuang-Tzu, c. 13,
17.
[21]
Tratados y Sermones, pp. 247 y 248.
“(...) encuentre el centro inmutable donde nace todo el movimiento. Del
mismo modo que una rueda gira alrededor de un agujero vacío, así debe usted
estar siempre en el centro y no girando en la periferia”. Nisargadatta,
I.A.T., p. 349; Y.s.e., p. 566.
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