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sábado, 9 de enero de 2016

EL SÍ MISMO ABSOLUTO (NAISHKARMYASIDDHI,Libro IV)



NAISHKARMYASIDDHI

(Libro IV) 

Sri Sureshavaracharya


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Extraído de la obra "Naishkarmyasiddhi, La Realización del Sí Mismo Absoluto" elaborada en el siglo VIII D.C. por la pluma del discípulo de Shankarcharya, Sri Sureshvaracharya.
Traducción, introducción y notas Roberto Mallon Fedriani, Editorial Sanz y Torres, 2011
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1.      ¡Om! Ahora repetiremos de forma resumida la misma materia que se ha venido tratando extensamente en los capítulos anteriores, de modo que pueda ser comprendida sencillamente.

2.         Pues si alguien quiere que una materia sea entendida tanto por los más como por los menos inteligentes, uno debe primero exponerla extensamente y después añadir un resumen.

3.       En este mundo, tanto el Sí-mismo como el-no-Sí-mismo se conocen a través de los medios autorizados de conocimiento o pramanas como la percepción, etc. Pero cuando se conoce el no-Sí-mismo, se conoce acompañado del Sí-mismo.

4.        La ausencia del Si-mismo en los objetos externos al cuerpo nos resulta evidente. La presencia del Si-mismo en el Testigo también nos resulta evidente. Pero tenemos dudas respecto a lo que está en medio[1].

5.       El sabio debería observar las características que son peculiares del Sí-mismo[2] y aquellas que son peculiares del no-Sí-mismo[3]. Habiéndolo hecho, tomará conciencia por medio del razonamiento de que todos los objetos, incluido el intelecto, no son el Sí-mismo.

6.      En relación a los objetos externos pensamos que son “esto”, y en relación al conocedor interior pensamos que es “yo”. Pero en relación al cuerpo, etc. se tienen ambas ideas. Es por ello por lo que los hombres están confundidos.

7.      Ya hemos descrito el método de separación del Sí-mismo del no-Sí-mismo. Cuando por medio de ello se ha eliminado “esto”, lo que queda es el “yo”.

8.       Que el sabio se haga claramente consciente de la Realidad eterna más intima; del Testigo tanto de la existencia como de la no-existencia en relación al cual no hay nada dentro ni nada fuera. El medio es el sagrado texto “Tú eres eso”.

Entonces debes decirnos por medio de qué método debe entenderse el texto sagrado.

A ello contestamos:

Razonando con el método del acuerdo y la diferencia.

9.      Un hombre pensará: “debido a que he rechazado todo lo que el ‘yo’ representa como ‘esto’, estoy en una situación en la que me rechazo a mí mismo, pues no puedo comprender mi propio Sí-mismo despojado del no-Sí-mismo”.

¿Pero porqué no termina esta forma de discernimiento una vez que se ha determinado que todo –desde el cuerpo hasta el intelecto- es no-Sí-mismo?

Escucha:

10.    La mente de un hombre así se tambalea adelante y atrás. Su deseo de conocer el Sí-mismo más íntimo como algo distinto del no-Sí-mismo permanece insatisfecho y continúa engañado, como un poseso.

Si el Sí-mismo es el Sí-mismo cuyo Conocimiento es inquebrantable, siempre presente, ¿por qué entonces el hombre no se da cuenta de este hecho?

Porque:

11.    Anteriormente, por medio de los sentidos y de la mente percibía el cuerpo como si fuese el Sí-mismo, pero ahora sabe que es no-Sí-mismo y quiere usar los mismos instrumentos para descubrir al “Veedor”, al Testigo de la visión.

Pero ¿por qué no se puede percibir el Sí-mismo a través de las cogniciones orientadas hacia el exterior que perciben el sonido y otros objetos, al igual que se percibe el no-Sí-mismo?

Respondemos:

12.    El ojo no ve los sonidos ya que no está hecho de las cualidades del sonido. De modo similar, la percepción grosera material no puede percibir el Sí-mismo.

Se ha mostrado la razón de la no percepción del Sí-mismo mediante la investigación en la naturaleza de los medios válidos de conocimiento como la percepción, etc. A continuación se niega la posibilidad de percibir el Sí-mismo por medio de una investigación en la naturaleza de lo que se propone como objeto de esa percepción.

13.   El ego no puede ver al Sí-mismo eterno debido a la interioridad de éste. El Sí-mismo es el Testigo de las miríadas de modificaciones de la mente que proporcionan adquisiciones y pérdidas.

Objeción:

Bien, pero esta percepción de distinción o viveka, ¿pertenece al Sí-mismo o al no-Sí-mismo?

Respuesta:

¿Qué importa?

Objeción:

Si perteneciera al Sí-mismo entonces el Sí-mismo no podría ser la Conciencia inmutable -firme como una montaña- porque percibiría el no-Sí-mismo, y por tanto estaría sujeto al cambio. Así pues, debe pertenecer al no-Sí-mismo. Pero este último es inerte, y por tanto no tiene nada que ver con el discernimiento.

Respuesta:

Ya hemos tratado este asunto en el verso III.59. Allí se decía: “Al igual que el fuego y la madera son respectivamente combustible y comburente…”

14.    El discernimiento o discriminación pertenece solamente al intelecto, pues las distinciones surgen sólo porque el intelecto es no-Sí-mismo. Al final, el discernimiento destruye el intelecto, al igual que el fruto de la platanera destruye a la planta progenitora.

Alguien así ve la realidad en lo que no es la realidad:

15.    Habiendo desechado todos los no-Sí-mismos mediante la luz de la inferencia, ¡espera acabar con la vida transmigratoria por medio de ese mismo intelecto que es su único soporte!

Este discernimiento que surge a través del método del acuerdo y la diferencia, que separa el Sí-mismo de lo que no es el Sí-mismo, se asemeja a la duda; lo mismo que ocurre con la duda sobre si un objeto visto en la lejanía es un poste o es un hombre. Incluso aceptando que produce un conocimiento claro, dicho “conocimiento” es falso; lo mismo que lo es el “conocimiento” que se tiene del agua en un espejismo.

De modo que decimos:

16.    Ese hombre permanece asentado firmemente en la semilla de la vida transmigratoria, ¡y al mismo tiempo desea obtener la liberación por medio de ese mismo intelecto discriminativo que la provoca!  Es como una liebre que intenta salvarse de la muerte cerrando los ojos.

Una cita del Veda que apoya este punto:

17.    Teniendo esta verdad en mente, el Veda dice “Eso que el ojo no puede ver”[4], y también: “…no puedes ver al Veedor de la visión”[5].

18.    A aquel que ha tomado conciencia de la irrealidad de todo, hasta del mismo intelecto, y que aun sigue preguntando “Bien, entonces ¿Quién soy yo?”, el Veda -más allá de cuestionamientos y pruebas empíricas- le responde: “Tú eres eso”.

Concluimos nuestro sumario de las enseñanzas de los tres libros anteriores. Ahora bien, esta conocida doctrina del Vedanta que hemos expuesto, aunque ha de ser aprehendida a partir de los textos que poseen autoridad y con la ayuda y la gracia de un maestro espiritual, de ningún modo depende de la presencia de los textos y de la gracia de un maestro, sino que existe y se afirma a sí misma como verdadera por propio derecho. No obstante, existen ciertas personas piadosas que no pueden aceptar nada a menos que se haga depender de una autoridad u otra, y a modo de concesión hacia ellos adjuntamos algunas citas de autoridad reconocida.

19.     Lo que estamos diciendo ha sido todo ello expuesto claramente por el Maestro sagrado de pies adorables[6]; el que se dedicó al bien de toda criatura viviente.

Objeción:

¿La enseñanza está dirigida al Sí-mismo superior o al inferior?

Respuesta:

¿A dónde quieres llegar?

Objeción:

Si la enseñanza es para el Sí-mismo superior entonces es inútil, pues ya esta Liberado y no tiene necesidad de ella. Pero si la enseñanza es para el sí-mismo inferior, entonces, al ser éste irremediablemente transmigrante por naturaleza, la enseñanza no tiene posibilidades de tener éxito.

Respuesta:

Teniendo en mente esta objeción, procedemos.

20.   La afirmación del Veda se hace inteligible si se asume que se realiza de acuerdo con el punto de vista de alguien que no discrimina[7]. Este es el punto de vista aceptado por el Maestro sagrado tras haber refutado los demás.

Sin embargo, la enseñanza contenida en “Tú eres eso” ha de dirigirse a alguien que debido a la falta de discernimiento profundo, solamente ha alcanzado un discernimiento superficial entre el Sí-mismo y el no-Sí-mismo.

21.   Los textos sagrados tiene significado para aquellos que conocen la diferencia entre el Sí-mismo y el no-Sí-mismo. Cuando no se conoce la diferencia entre uno y otro, la declaración del texto sagrado es tan inútil como cantar canciones en una reunión de sordos.

¿Pero cuál es el razonamiento que sirve de medio hacia el conocimiento de la distinción entre el Sí-mismo y el no-Sí-mismo?

Escucha:

22.    Uno solo puede determinar el significado de “yo” en el contexto presente por medio del razonamiento y considerando ejemplos sobre la concordancia y la diferencia respecto de las dos palabras así como sobre las cosas que ellas denotan.

Pero, ¿cómo puede equivaler el razonamiento por acuerdo y diferencia al razonamiento que sirve de medio para alcanzar este conocimiento?

A fin de contestar a esta pregunta decimos:

23.     El sentimiento manifestado en la frase “no he sentido nada mientras dormía” no niega la existencia de la propia conciencia en tal estado, sino que niega toda representación mental en él.

24.     Cuando se ha comprendido el significado primario del texto en base al uso ordinario y secular de las escrituras, el Veda afirma “Tú eres eso” con el fin de eliminar la ilusión del que escucha.

Explicamos el significado de la palabra “tú” cuando se usa en sentido indirecto:

25.      Lo hace igual que la palabra “Yo”[8] revela el Si-mismo más interior sin necesidad de ningún esfuerzo ulterior. La misma revelación se proporciona en el texto “Tú eres eso”[9].  Aquí, el fruto es la liberación.

Otro ejemplo de razonamiento por acuerdo y diferencia:

26.     Cuando se corta una mano, el Sí-mismo no es afectado por la mano perdida. Ocurre lo mismo con todas las demás cualidades que se atribuyen al Sí-mismo y que después se rechazan.

27.     Todo este despliegue de cualidades es como un adorno exterior. Ha sido sobreimpuesto sobre el Sí-mismo por la ignorancia. Cuando se conoce el Sí-mismo, se demuestra que son irreales.

28.     Cada una de las características que cualifican el Sí-mismo se pueden comparar -como no-Sí-mismo que son- a la mano perdida. Por tanto, el Sí-mismo está libre de toda cualificación.

29.     El Sí-mismo debe ser realizado como el Conocedor que excluye todo lo cognoscible. Incluso aquello que se conoce objetivamente como ego debe rechazarse como si se tratase de un miembro desechado.

30.     El concepto de ego no es en sí una propiedad del Sí-mismo ya que se percibe como objeto; al igual que si se tratase de una vasija. Esto es igualmente aplicable a todos los demás conceptos mentales y defectos. Pues es el Sí-mismo es inmaculado.

El resumen de toda la argumentación es el siguiente:

31.    El Conocimiento de que uno realmente está siempre Liberado procede de los textos sagrados y de ninguna otra fuente. Y el conocimiento del significado de un texto no es posible sin traer primero a la mente el significado de las palabras que lo componen.

32.    Todos están de acuerdo en que el significado de una palabra se recuerda razonando sobre ella por el método del acuerdo y la diferencia. De este modo, uno viene a conocerse a sí mismo como el Sí-mismo no-actuante; libre del sufrimiento.

33.    El más claro Conocimiento con autoridad es el del Sí-mismo más íntimo. Ocurre igual que aquel hombre que despertó de la ilusión cuando le dijeron “tú eres el décimo”.

A continuación se pone un ejemplo a fin de ilustrar la condición de aquel que discierne:

34.    El hombre que ha sido llevado por la idea de nueve, y que no se da cuenta de que él mismo es el que completa los diez, sólo necesita conocerse a sí mismo[10].

35.    Y aquel cuyo intelecto es llevado por el deseo porque sus ojos están vendados por la ignorancia, no acierta a ver que su Sí-mismo es Pura Conciencia distinta por siempre de todo lo demás. Es igual que lo que le ocurre al hombre que no alcanza a ver que él es el décimo.

¿Cómo puede ser elevado aquel cuya visión ha sido cubierta por el velo de la ignorancia?

Para responder a esta pregunta decimos:

36.   Cuando uno despierta por efecto de un objeto aterrador visto en sueños ya no ve ni el agente, ni los medios, ni los objetos de la acción que se veían en el sueño.

37.   Del mismo modo, uno que ignoraba el Sí-mismo, y que es despertado de esta ignorancia por el texto Védico, no ve otra cosa que su propio Sí-mismo. El Maestro, los textos y él mismo como individuo engañado: todos desaparecen.

¿Pero surge o no surge del texto el Conocimiento del Sí-mismo diferenciado de la totalidad del mundo de la existencia transmigratoria?

A esto respondemos que surge del texto, y ello porque un Conocimiento tal no es otro que la Conciencia inmutable que queda cuando se niega todo lo demás. De ahí que digamos:

38.     Al igual que la serpiente imaginada en una rama en realidad no era otra cosa que la rama, así el universo deja de ser otra cosa que la pura y eterna Conciencia cuando lo descubrimos a través de los textos sagrados.

¿Por qué es así?

39.     Porque es esa esencia más interior, sin partes y no-nacida, que enseña el Veda con tono enfático en el pasaje “aquello que en el sueño profundo ve, aun cuando no vea”. Ese es el significado que se quiere indicar con la palabra “tú”. Es infinito. Nada existió antes y nada existirá después.

Solo se acaba con la dualidad por medio del conocimiento que surge de textos como “Tú eres eso”.

De ahí que:

40.    El sueño profundo se describe en el Veda como “sin-segundo” porque solo hay ausencia de comprensión y no una falsa visión. No obstante, el estado de sueño profundo es la semilla de la vigilia y del sueño con ensueños, y debe ser destruido.

41.    Visva y Taijasa[11] están condicionados como causa y como efecto. Prajña está condicionado solamente como causa. Y ninguna de las dos cosas son concebibles en Turiya.

42.    El estado de sueño con ensueños es el de aquel cuya visión es falsa. El sueño profundo es el estado de aquel que no conoce la realidad. Cuando se destruye el conocimiento erróneo caracterizado por estos dos estados, se alcanza el plano de Turiya.

Eso mismo dice el texto de Bhagavatpada[12] :

43.    Cuando aquello que se llama sueño profundo –que es oscuridad, ignorancia, y semilla de la vigilia y del sueño con ensueños- es quemado por el despertar a la naturaleza del Sí-mismo, queda vacío de progenie; como una semilla que ha sido quemada.

44.    Así es como esta doctrina ha sido proclamada por los venerables de nuestra escuela, los Gauda y los Dravida[13]. El propio Señor[14], ignorante de su limitación adjunta, es no obstante el Testigo del ego, y de todo lo demás.

A continuación explicamos cómo, al igual que la falsa comprensión, también la falta de comprensión –semilla de la anterior- es una propiedad del no-Sí-mismo.

45.   Esa oscuridad, que tiene tres aspectos y que se manifiesta en la forma de “Este es mi conocimiento; yo soy el conocedor; y éste es mi objeto de conocimiento”, es externa al Sí-mismo Inmutable que es Testigo de ella.

Siendo así, explicaremos por medio de un ejemplo cómo esta oscuridad, que es de naturaleza similar a la semilla investida con las cualidades de la mente que se relaciona con la dualidad, es su propio efecto y no el Sí-mismo inmutable.

46.   Así como las relaciones entre la luz y los colores solo son posibles porque ambos son cambiantes, así el placer, el dolor y otras cualidades solo pueden pertenecer a algo cambiante como la mente -y no al Sí-mismo más elevado.

47.   El estado de sueño profundo no tiene cambios; el cambio ha desaparecido. Aquí el Sí-mismo permanece como pura luminosidad, pero no está en contacto con una segunda cosa.

48.   En el sueño con ensueños y en la vigilia ocurre igual que en el sueño profundo: aunque ahora aparentemente el Sí-mismo vea, de hecho no ve una segunda cosa, porque es inmutable.

49.   De este modo, para aquel que conoce el Sí-mismo no hay ya más “yo” y “mío”; como no hay ya más oscuridad para aquel que lleva en la mano una lámpara encendida.

En relación con esto, un ejemplo:

50.   Al igual que antes de la Iluminación era imposible establecer la existencia de cualquier cosa distinta del mundo de la dualidad, así, después de la Iluminación nada puede mostrarnos que el intelecto, el cuerpo, etc., pertenezcan al Sí-mismo más intimo.

Este hombre Iluminado, que no está sujeto a las adquisiciones o a la perdidas, ve el Sí-mismo en el Sí-mismo…

51.   El hombre iluminado lo acepta todo y también lo niega. El surgimiento aparente de las distinciones constituye su aceptación; el hecho de que por naturaleza son no-Sí-mismo constituye su negación de ellas.

Como todo lo que teníamos que decir ha sido ya dicho, procedemos con el resumen y la conclusión:

52.   He expuesto ese Conocimiento de la más elevada Realidad -el Sí-mismo- que es el mensaje de los Vedas en su totalidad, y que destruye la oscuridad de la mente.

Lo que se ha dicho aquí culmina en:

53.   “No hay otro Sí-mismo conocedor que Yo, ni otro ignorante que mi mismo”. Aquel que tiene este sentimiento es el más alto conocedor de Brahman; aunque en realidad, no es en absoluto un “conocedor”[15].

Cuando el Si-mismo ha sido conocido de este modo ¿debería uno continuar obedeciendo las prescripciones védicas, o debería uno abstenerse de toda acción?; ¿deberían soltarse las riendas?

54.   Debido a que este Conocimiento se adecúa a su objeto, es decir a lo Real, no es por tanto distinto de su objeto. Ni siquiera reconoce la existencia de los dos caminos de la acción y de la renuncia[16].

¿Por qué este Conocimiento no es distinto de su objeto?

Porque:

55.   Antes del Conocimiento del Sí-mismo, el conocimiento se dirige hacia los objetos exteriores. Cuando toda la experiencia transmigratoria ha sido destruida habiendo recurrido a los textos védicos, solo el Sí-mismo permanece como objeto de conocimiento.

Explicamos cómo aquel que ha conocido de este modo la más elevada Realidad ha ido por ello más allá de la esfera donde quede algo por hacer, pues toda causa para una situación tal ha sido arrancada.

56.   Por medio del Conocimiento de la Realidad, el ser empírico llega a su fin. El correcto Conocimiento destruye con toda seguridad tanto el camino de la renuncia como el camino de la acción.

57.   Solo con surgir una vez, este Conocimiento destruye todo devenir a través de la negación de la ignorancia de una vez por todas. Después de ello no hay ya más conocimiento erróneo.

58.    El tiempo, el espacio, etc., son los efectos de la ilusión, y no son inherentes al Sí-mismo. Una vez que se conoce el Sí-mismo no hay más conocimiento que obtener ni más ignorancia con la que acabar.

59.    ¿Qué le queda por hacer a aquel que ha quemado esa ilusión y sus efectos de una vez por todas en las rizadas llamas del Conocimiento espiritual; destrucción que es el verdadero propósito de nuestras vidas?

Ya se ha dado una respuesta a la objeción acerca de la condición inexplicable del hombre Iluminado y que consiste en que cuando la ignorancia ha sido destruida por el Conocimiento de lo Real, no queda nada más. No obstante, hay otro punto de vista que también es Tradicional:

60.    Al igual que el temblor que surge por el miedo a la cuerda que se toma por la serpiente continúa por un tiempo incluso cuando la ilusión ha sido negada, así en el caso del Conocedor del Sí-mismo los efectos de la ilusión persisten por un tiempo; incluso habiendo destruido toda ilusión.

Como la semilla de acciones futuras ha sido destruida, se sigue que:

61.    Al igual que se marchita un árbol que ha perdido sus raíces, así, por medio de la cesación de la ignorancia, se marchita[17] el cuerpo de aquel que ha despertado a la naturaleza real del Sí-mismo.

A continuación, y a fin de refutar el punto de vista de que como aquel es inmaculado puede por consiguiente comportarse como quiera, decimos:

62.   Si el hombre Iluminado pudiese comportarse como quisiera, ¿cuál sería la diferencia entre un sabio y un perro? Ambos comerían cosas impuras[18].

Pero ¿por qué no se comporta como quiere?

Porque:

63.   La ignorancia es el resultado de acciones que no son rectas. De la ignorancia procede la conducta incontrolada. ¿Cómo puede haber acciones no rectas en el caso de aquel que por la conducta recta ya ha ido más allá del plano de lo recto?

64.    El omnisciente Hari prohibió la conducta descontrolada en las palabras “Aquel cuyos actos han sido quemados…”[19].

Además, no puede haber acción deseada en aquel que ha alcanzado el Conocimiento que destruye las semillas de toda acción; ni siquiera en lo que se refiere al estado del deseo de Liberación.

De modo que decimos:

65.   Nadie se involucra en la acción sobre asuntos que le resultan indiferentes. ¿Por qué cosa se esforzaría uno que está deseoso de la Liberación, al ver que es indiferente en relación a todo en los tres mundos?

En relación con esto, se pone un ejemplo:

66.   Aun cuando un hombre sufriese por causa del hambre, no desearía comer veneno a sabiendas de que lo es. Entonces, aquel cuyo apetito ha sido ya apaciguado con alimentos deliciosos, no desearía comer veneno a menos que fuese un loco redomado.

Como en el caso de aquel que ha conocido la Realidad Suprema, la acción que parte de la propia voluntad no es posible -ni siquiera remotamente-, y tampoco es posible en el caso de aquel que desea sinceramente la Liberación, se sigue que:

67.   La atadura a las cosas que consumen la energía de la mente es la característica distintiva de la ignorancia. ¿Cómo podrían florecer hojas verdes en un árbol en el que en un hueco de su tronco arde el fuego?[20]

¿Cuándo surge este despertar al Sí-mismo que comprende la consecución de todos los fines humanos?

Contestamos:

68.   Aquel que está resuelto hacia la humildad y posee virtudes[21] como la ausencia de enemistad respecto a nada[22] adquiere el Conocimiento. No en cambio aquel cuya mente está dirigida hacia el exterior.

Cuando ha surgido el Conocimiento del Sí-mismo, ¿cesan o no cesan las virtudes no activas como la humildad, al igual que lo hacen las tendencias activas -siendo aquellas también productos de la ignorancia?

Decimos:

No cesan.

¿Por qué no?

No como consecuencia de una prescripción, sino porque el Sí-mismo Supremo está por naturaleza en armonía con los textos dedicados a la supresión de la acción.

¿Cómo es esto?

Escucha:

69.   Las virtudes como la no-animadversión continúan de forma natural y sin esfuerzo en aquel que ha alcanzado la Iluminación. Ya no se practican nunca más como medio conducente hacia ningún fin.

Siendo esto así, se sigue que:

70.   Aquellos que desean beneficiarse del presente libro han de poseer humildad y las demás cualidades que son medios hacia la espiritualidad, y deberían evitar malas prácticas con todas sus fuerzas. Pues se trata de un libro que enseña la Realización de Sí-mismo –nada menos.

Y este libro no se le debe dar a quien no esté cualificado:

71.   Esta introducción a las enseñanzas de las Upanishads no debe darse a alguien que no haya desarrollado indiferencia hacia las experiencias mundanas, que no haya dejado a un lado sus deseos temporales, y que no haya practicado la disciplina de yama[23].

72.   Cuando se ha comprendido correctamente lo que se ha dicho en este libro, no queda más que conocer. Pero sólo lo entenderán correctamente los renunciantes a toda acción.

73.   Los ascetas apacibles y sin deseos, que han renunciado a todas las acciones, y cuyas mentes están enfocadas hacia el interior, entenderán en las enseñanzas el espíritu que se quiere dar a entender[24].

74.   Yo recibí esta doctrina pura de los Paramahansas[25] habiendo servido a los pies de Sri Shankaracharya; y destruyó la oscuridad interior de mi alma. Por si mi punto de vista fuera considerado controvertido, se lo ofrezco a los sabios para que lo examinen. Estoy convencido de que los sabios son la verdadera fuente de corrección de los puntos de vista equivocados.

75.   Aun cuando la literatura espiritual -noble e inspiradora- sea escrita de forma atractiva, no ilumina los corazones de los de mente corta más que ilumina el brillante sol los oscuros caminos del búho. Se manifiesta a aquellos que han adquirido pureza de mente, del mismo modo que se vierten gloriosos tesoros sobre aquellos que han renunciado al deseo de riquezas.

76.   Antes de disponerme a la realización del presente trabajo, reverencié debidamente a Shankaracharya -establecido éste por siempre en Brahman- rodeado de una corte de sabios. Habiendo obtenido a través de las buenas acciones de nacimientos anteriores este Conocimiento que proclaman las Upanishads (Conocimiento que destruye la totalidad del mundo del devenir; que es purificador como el Ganges y conduce a la morada de Vishnú, al igual que el Ganges procede de aquel Conocimiento[26]; Conocimiento que fue también alcanzado por Shankaracharya a través del yoga este Conocimiento) lo he transmitido solo por motivos de compasión para beneficio de los habitantes de este mundo, de modo que puedan detener el flujo de nacimientos y muertes para siempre.

77.   Reverencias a ese venerable gurú de gurús que eliminó con el colirio de su razonamiento la totalidad de esa ignorancia que es semilla de transmigración; que nos reveló ese Conocimiento divino y glorioso enterrado profundamente en el corazón de las Upanishads que destruye la oscuridad de nuestros intelectos, que en ninguna parte se equivoca, y que conduce al reino de la Trascendencia.






*



Notas:



[1] El cuerpo, la mente, los sentidos.
[2] Esto es, la Conciencia, la permanencia, etc.
[3] La inconsciencia, la impermanencia, el hecho de que son objetos percibidos, etc.
[4] Kena Upanishad I.7
[5] Brihadaranyaka Upanishad III.4.2
[6] Se está refiriendo a su Maestro en el Vedanta Advaita, Shankaracharya.
[7] Que no discrimina entre ego y el Sí-mismo
[8] En el Mahavakhya “Yo soy Brahman”.
[9] O también: “Tu eres lo Real”
[10] Así pues no es necesario llevar a cabo ninguna acción.
[11] Los estados de la Conciencia son: Vaisvanara o vigilia. Taijasa o sueño con ensueños. Prajña o sueño profundo. Turiya o estado incondicionado alcanzado con la Liberación o moksha.
[12] Se refiere al texto de Shankaracharya titulado Upadesa Sahasri XVII.26.
[13] Por los Gauda o “los del norte” se está refiriendo a Gaudapada, maestro de Shankaracharya. Por los Dravida a “los del sur” indicando de este modo a Shankaracharya.
[14] Suresvaracharya nos está diciendo que el propio Creador (Ishvara) es en el estado de sueño profundo ignorante de su propia limitación. No obstante, no deja de ser Testigo de tal estado, como ocurre en la propia experiencia del individuo o Jiva.
[15] En realidad no es ya un sujeto individual identificado con su mente.
[16] De modo que no tiene sentido preguntarse en relación a un jñani si ha de vivir como cabeza de familia o como un monje; o si debe vivir en el mundo o renunciar a él. El jñani posee vidvat sannyasa en oposición a vividisa sannyasa. Esto último es la renuncia formal como parte de la disciplina de realización. El vidvat sannyasa del jñani es simplemente su estado natural, pues pase lo que pase a su cuerpo y facultades mentales, ya no está identificado con ellos. Él es el renunciante total, bien se encuentre en una cueva solitaria o bien en medio de un campo de batalla.
[17] Se hace completamente ilusorio.
[18] Se verá que aquí el planteamiento respecto a la conducta es de carácter metafísico, no basado en éticas o moralinas sociales: el Iluminado -si es que realmente lo es- no se puede comportar igual que el que no lo es porque ello supondría que se identifica con algo que no es el Sí-mismo.
[19]La cita se refiere a la Bhagavad Gita IV.18: “Los sabios consideran que ha comprendido el que actúa sin deseos, sin un motivo pensado, aquel cuyos actos han sido quemados en el fuego de la sabiduría”.  En los comentarios que Shankaracharya añade a este verso dice lo siguiente: “Las acciones se realizarán entonces como simples movimientos sin un propósito egoísta. Si las hace alguien que está involucrado en las obras, serán realizadas para evitar que las personas se extravíen. Y si el que las hace ha renunciado a las obras, entonces se realizarán simplemente para mantener el cuerpo. Encontrar la inacción en la acción es jñana, sabiduría; que por ella misma es un fuego. Cualquiera que capte la “inacción” está libre de las acciones por el mero hecho de haber visto la inacción. Puede tratarse de un renunciante que actúa simplemente con el propósito de mantener el cuerpo. Siendo así, no se involucra en las obras aunque pueda haberlas efectuado antes de despertar al discernimiento. También puede ser que alguien esté comprometido en las obras por influencia de tendencias pasadas y después, dotado del conocimiento del Sí-mismo, renuncia a todas las obras y sus actos complementarios, ya que no encuentra ningún motivo para actuar. Por eso, si le resulta imposible el renunciar a las acciones, y para evitar que las personas se extravíen, se mantiene involucrado como antes en las obras, sin apego a ellas ni a sus resultados. Por no tener ningún motivo egoísta, en realidad no hace nada en absoluto que le ate. Sus acciones se convierten en “inacciones” porque han sido quemadas por el fuego de la sabiduría.”   El tema de la inacción en la acción (análogo al concepto de wei-wu-wei del Taoísmo) entendemos que es crucial. Por su difícil comprensión añadimos a continuación otro verso de la Bhagavad Gita IV.18 en donde Krishna afirma: “Aquel que encuentra la inacción en la acción y la acción en la inacción es un sabio entre los hombres. Está en el sendero de la Unión y puede hacer cualquier acto”.  Por su parte Shankaracharya comenta al respecto “ […] La percepción contraria de la acción en la falta de acción del Sí-mismo en la inacción está enraizada profundamente [tal y como se afirma en el verso 16 del capítulo VIII de la Baghavad Gita]: ‘Hasta los más inteligentes confunden a veces lo que es acción y lo que es inacción’. Y como consecuencia de la superposición de la acción que pertenece al cuerpo en el Sí-mismo, surgen ideas como: ‘Yo soy el que actúa’, ‘Ésta es mi acción’, ‘Estos resultados son experimentados por mí’. Ocurre lo mismo, con la idea ‘Me quedaré quieto y libre de esfuerzo y de actividad, estaré feliz’, y superponiendo en el Sí-mismo la cesación de actividades que pertenecen al cuerpo y a los órganos [sensoriales y mentales] y la felicidad que de ello resulta, una persona imagina: ‘No haré nada. Me sentaré tranquila y felizmente’. Ante esto Krishna dice: ‘Aquel que encuentra la inacción en la acción...’ para eliminar esa comprensión contraria del ser humano. Y aquí, en este mundo, aunque la acción que pertenece al cuerpo y los órganos [sensoriales y mentales] sigue siendo acción, sin embargo se superpone en el inactivo e inamovible Sí-mismo. Y como resultado de esto hasta una persona instruida piensa: ‘Yo actúo’. Por tanto, la acción es considerada [erróneamente] por todos como inherente al Sí-mismo, igual que la percepción del movimiento en los árboles quietos de la orilla de un río. El sabio, por el contrario, encuentra en ello la inacción, como se percibe el hecho de la ausencia de movimiento en los árboles. Y la inacción en la cesación de las actividades que pertenecen al cuerpo y los órganos [sensoriales y mentales] se adscribe al Sí-mismo de la misma manera que se adscriben las acciones en la inacción. Alguno por egoísmo puede ver la acción con la idea implícita: «Yo estoy felizmente sentado en quietud sin hacer nada». Así quien distingue entre acción e inacción «es sabio», es inteligente entre los hombres, está dentro del sendero de la unión, es un yogui realizador de todas las acciones. Y, libre del mal, llega a la plenitud. Éste es el sentido. Ver “Bhagavad Gita con los comentarios de Advaita de Shankara”. Edición de Consuelo Martín. Editorial Trotta, 2005.
[20] En ese bastante desconocido compendio de Vedanta Advaita titulado Panchadasi se afirma lo siguiente (VII.191): “Así pues, no hay contradicción entre las dos afirmaciones de las Escrituras ‘los deseos son un signo de ignorancia’ y ‘el hombre sabio puede tener deseos’, porque los deseos de un sabio son demasiado débiles como para atarle.”  Ver “Panchadasi”. Sri Vidyaranya Swami. Editorial Sanz y Torres, 2010.
[21] En la Bhagavad Gita XIII.7 se indican estas cualidades: “Humildad, sencillez, bondad, paciencia, sinceridad, ayuda al maestro, pureza, perseverancia, dominio de cuerpo y mente”.
[22] Bhagavad Gita XII.13: “El que no siente rechazo por ninguna criatura, el que es amistoso y compasivo, aquel que no está centrado en la idea de ‘lo mío’, el que no es egoísta, inalterable ante el sufrimiento y ante la felicidad y olvida las ofensas”.
[23] En el libro segundo de los Yogasutras de Patanjali se establecen los llamados Yama o conductas de las que uno debe abstenerse, y los Niyama o conductas que por el contrario se deben poner en práctica. Brevemente: los Yama son: 1) Ahimsa, o no hacer daño ni violentar; 2) Satya, no mentir, decir la verdad; 3) Asteya, no robar; 4) Brahmacharya, no dejar de recordar lo divino y perseverar en la búsqueda de la Realidad Última; 5) Aparigraha, no ser avaricioso y limitar las posesiones a lo fundamental. Las prescripciones están expuestas por orden de prioridad. Así, por ejemplo, si bien es cierto que se debe decir la verdad, si con ello hacemos daño, uno deberá mantenerse en silencio.
Por lo que se refiere a los Niyama, son: 1) Shauca, o pureza de cuerpo y mente; 2) Santosha, o sentirse satisfecho con lo que a uno le llega o tiene; 3) Tapas, o control de los sentidos, ascesis; 4) Svadhyaya, reflexión sobre uno mismo y sobre los textos sagrados; 5) Ishvarapranidhana, o entrega completa a Dios.
Según los Yogasutras, el cumplimiento continuado de cada uno de los Yamas-Niyamas va generando en el practicante un determinado poder extraordinario (siddhis). Estos siddhis no son en sí una meta sino sólo una consecuencia natural de la práctica.
[24] Recordemos una vez más esta renuncia de la que se habla también en la Bhagavad Gita (XVIII, 49): “Aquel que tiene un entendimiento desapegado de todas las cosas, quien ha vencido su mente y no tiene ya deseos, alcanza por la renuncia el estado más elevado de perfección, libre de todo actuar. Se dice que está libre de actuar, libre de los deberes, aquel que los ha dejado como consecuencia de haber descubierto que el Absoluto inmutable, Brahmán, es su Ser. Este estado es el de la perfección. O también puede entenderse que alcanza el estado de estabilidad en su propia naturaleza como Ser inmutable. Y esto es diferente del éxito que surge en el camino de la acción (karma-yoga). Se trata, pues, de la liberación inmediata. Por eso se ha dicho: ‘Al abandonar por el discernimiento todas las obras... sin actuar ni ser causa de acción alguna’. Se han establecido los pasos mediante los que aquel que ha tenido éxito por tener las características descritas y cumplir sus deberes como ofrecimiento a Dios, aquel en quien ya ha surgido el discernimiento, llega a la perfección. Y esta perfección es una identificación con la verdad del Sí-mismo que se manifiesta como libertad ante las acciones o deberes.”
[25] Monjes errantes que siguen el Vedanta Advaita.
[26] Bharagaratha fue el que hizo brotar el Ganges de la cabeza de Shiva (Shankaracharya se identifica con Shiva) y lo hizo llegar a las planicies. También se dice que el Ganges –como el Conocimiento- viene de los pies de Vishnú.