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martes, 30 de mayo de 2017

METAFÍSICA TRINIDAD



INTERPRETACIÓN 


METAFÍSICA 


DE LA TRINIDAD 



Abbé Henri Stéphane   



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sanatanadharmatradicional


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Las tres interpretaciones de la Trinidad dadas por F. Schuon[1] pueden obtenerse por transposición metafísica[2] del dogma cristiano, bien a partir de las Hipóstasis[3], o bien a partir de las Procesiones[4] divinas, por medio de un conjunto de correspondencias analógicas[5] o de «identificaciones misteriosas» entre los elementos de las tres «representaciones».

En el caso de las Hipóstasis, la base de la analogía será la «determinación»; en el caso de las Procesiones divinas, será la Inteligencia y la Voluntad, o equivalentemente el Conocimiento y el Amor. Estas «bases de analogía» nos dan la clave de la transposición metafísica en cuestión. En la representación latina, las tres Hipóstasis están situadas en el mismo plano ontológico y de alguna manera horizontal; se las puede mirar como «determinaciones» particulares de la Esencia[6] divina.

El Padre es un «terminus a quo» (punto de partida) -en sentido escolástico- y el Hijo un «terminus ad quem» (punto de llegada), y ocurre lo mismo con el Espíritu Santo. La transposición metafísica, que desemboca en la primera interpretación de F. Schuon, opera un enderezamiento vertical: «La perspectiva "vertical" (Sobre-Ser, Ser, Existencia) ve las Hipóstasis como "descendentes" de la Unidad o del Absoluto; o de la Esencia, si se quiere, los grados de la Realidad». Se trata entonces de "determinaciones" de lo Indeterminado, determinaciones evidentemente principales, puesto que a este nivel no se sabría "salir" del Principio.

El Ser, según René Guénon, es la primera determinación del No-Ser[7]. Esta determinación corresponde al Hijo, primera «determinación» del Padre. En cuanto a la Existencia, debe ser considerada evidentemente en su realidad principal; se identifica entonces con Mâyâ[8] o la «Posibilidad universal»; es Mâyâ, en tanto que Theotokos[9], la que permite a Dios «existir», y es también el Espíritu Santo el que «revela» el Padre y el Hijo a ellos mismos.

Las «Hipóstasis descendentes» aparecen así como los grados de la Realidad (principial), o como determinaciones de lo Absoluto en lo relativo, pero siempre in divinis, lo cual les confiere el carácter «ilusorio» de Mâyâ, ya que es in divinis como Mâyâ debe de ser «concebida» (la Inmaculada Concepción). Mâyâ es entonces el "Juego" de Dios consigo mismo, y se identifica así con la Sabiduría: «YHVH[10] me ha poseído desde el comienzo de sus caminos, antes de sus obras más antiguas. Yo fui fundada en la eternidad (...) Yo era su obra, gozándome cada día, y jugando sin cesar en su presencia» (Libro de los Proverbios VIII, 22-31). Es por lo tanto Ananda, la Beatitud, el Amor: «Yo soy el océano de Infinita Felicidad, y es en mí que, al aliento caprichoso de Mâyâ, se elevan o se apaciguan todas las olas del universo»[11]

En las consideraciones precedentes, Ananda -que es el tercer término del ternario vedantino Sat-Chit-Ananda[12] - aparece nítidamente como el análogo del Espíritu Santo en la segunda interpretación de la Trinidad dada por F. Schuon, la que corresponde precisamente a este ternario. Esta «perspectiva horizontal suprema» sirve así de intermediario entre la «perspectiva horizontal no suprema» (Padre, Hijo, Espíritu) y la «perspectiva vertical» (Sobre-Ser, Ser, Existencia)[13] . De hecho, el papel de intermediario jugado por Sat-Chit-Ananda, va mucho más lejos. Permite en efecto pasar de la consideración de las Hipóstasis a la de las Procesiones divinas, poniendo así a la luz la perfecta coherencia del Misterio trinitario o más bien de su expresión a la vez teológica y metafísica, y en particular de los dos modos de analogía que permiten la transposición[14] .

En la procesión de Inteligencia por la cual el Padre (Sat) engendra al Hijo (Chit), el Padre no conoce ningún «objeto»: «Tú no puedes conocer a Aquel que hace conocer lo que es conocido, y que es su Sí mismo en todas las cosas. Lo mismo que Dios mismo no conoce aquello que él es, porque Él no es ningún "esto"»[15] . Dios (Sat) es conocimiento Puro y Absoluto (Chit), conocimiento de "nada". Por eso mismo, este conocimiento se identifica a la Ignorancia (la Docta ignorancia) que no es otra que Mâyâ. Esta última, en tanto que Shakti[16] de Brahma[17], no es otra que la Omni-Posibilidad, la Omni-Potencia, la Voluntad, el Amor puro y Absoluto, el Espíritu Santo, que procede así del Padre (y del Hijo) por modo de Voluntad, y que es también Beatitud (Ananda).

Es en este contexto donde se sitúa entonces el misterio o el «milagro» de la Existencia, bajo cualquier modo que sea, desde el instante que ese modo está devuelto a su Principio, del cual no está separado más que ilusoriamente. No es en vano que la teología enseña que Dios ha creado el mundo por amor, pero no por «amor al mundo» que no tiene más que una existencia ilusoria (el juego de Mâyâ), y que no existe más que para permitir al Uno sin segundo afirmar que todo otro «diferente de El» no existe.[18]



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[1] F. Schuon, Comprender el Islam.
[2] Esta palabra designa en la obra de Aristóteles la parte de la reflexión teórica que viene después de los tratados de física. El empleo de la palabra se ha generalizado para designar la parte superior del saber, la que remonta a las causas primeras y a los principios primeros de los seres.
[3] Palabra griega que designa la substancia individual o la persona. En el vocabulario cristiano, designa las Personas de la Santísima Trinidad.
[4] Acción por la cual una Persona divina da origen a otra Persona.
[5] Una correspondencia analógica es la que está hecha en virtud de una analogía o de un símbolo, siendo analogía: «proporción entre realidades o conceptos diferentes que permite calificarlos los unos por los otros, o incluso por un término único que conviene a todos en razón de una cierta similitud»
[6] Lo que funda el ser de la cosa; aquello por lo cual una cosa es lo que es (id quio res est id quod est)
[7] El «No-Ser» en el sentido guenoniano corresponde al «Sobre-Ser» de Schuon, del que se ha hablado más arriba.
[8] La Shakti (ver nota 16) o potencia de Brahman (ver nota 17). La noción de Mâyâ es muy compleja; se traduce a menudo por «ilusión cósmica», pero ese no es más que uno de los aspectos de Mâyâ, que es también el «Juego Divino» y la «Posibilidad Universal».
[9] Madre de Dios, «la que alumbra a Dios»; título dado a la Virgen María en el 431 por el concilio de Efeso.
[10] Tetragrama sagrado del Nombre inefable de Dios. Los judíos dicen «Adonai» (mi Señor) cuando leen la Biblia. La vocalización Jehovah es antigua, pero la de las Biblias modernas (Yaweh o Yavé) no tiene ningún sentido.
[11] Viveka-Suda-Mani, de Shankaracharya.
[12] Palabra sánscrita que significa Ser-Consciencia-Beatitud, las tres características de la Realidad absoluta (Brahman).
[13] Según F. Schuon en la obra citada anteriormente (Comprender el Islam), la perspectiva horizontal «suprema» corresponde al ternario Sat-Chit-Ananda y ve la Trinidad en cuanto que está oculta en la Unidad; la perspectiva horizontal no suprema (Ser-Sabiduría-Voluntad o Padre-Hijo-Espíritu) sitúa la Unidad como una esencia oculta en la Trinidad.
[14] Es remarcable que un exoterista como el padre Monchanin haya reconocido en el Sat-Chit-Ananda lo que se aproxima más a la Trinidad cristiana, pero hay donde él no ve más que una «aproximación» del misterio cristiano, el metafísico ve una transposición metafísica. Ver J. Monchanin y H. Le Saux, «Ermites du Saccidananda».
[15] Comienzo del Brihadaranyaka Upanishad, III, 4,2.
[16] La potencia de manifestación de Brahman (ver nota 17), la Omni-Posibilidad u Omni-Potencia divina. Ver también Mâyâ (nota 8).
[17] Nombre neutro que designa el Principio supremo en la metafísica del Vedanta (el punto de vista más elevado de la doctrina hindú, es decir el que llega a la metafísica pura, Shankara (nota 11) es su doctor más eminente).
[18] L. Schaya, La Doctrina sufí de la Unidad.

miércoles, 17 de mayo de 2017

MUNDO ILUSORIO Y CONOCIMIENTO INDIRECTO





MUNDO ILUSORIO 

CONOCIMIENTO INDIRECTO



Dravidacharya



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sanatanadharmatradicional



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Comentario a una sloka del texto clásico vedantino titulado "Tattvabodha" en donde se aclara, breve pero concisamente, la tendencia frecuente del neófito mal orientado a negar precipitadamente la "realidad" del mundo ordinario (Jagat) -con los 'riesgos' de extravío que ello puede conllevar-. 
(Traducción inédita al castellano de Roberto Mallón Fedriani)


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आत्मा सत्यं तदन्यत् सर्वं मिथ्येति।
ātmā satyaṁ tadanyat sarvaṁ mithyeti |

Atman (el Sí Mismo) es Verdadero y todo lo demás es Mithya (ilusorio).



Comentario:

Mithya: ilusión. Esta es la palabra fundamental, la palabra más importante en el Vedanta; tan importante como la que designa al Sí Mismo (Brahman/Atma/Purusha). 

El famoso Acharya Madhusudana Sarasvati proclama que “la no-dualidad (advaita) se comprueba demostrando que la dualidad es ilusoria” (dvaita mityatvasiddhi purvakatvat advaitasiddhe). Mithya no se debe traducir como “falso”. La definición de mithya es “aquello que, siendo distinto de lo existente y de lo no-existente, es inexplicable” (sad-asad ubhaya vilakshanatve sati anirvacaniyatvam). Esto es exactamente lo que explica el Acharya con la afirmación “sad-asadbhyam anirvacaniyam”; no es ni real ni irreal, sino algo distinto a ambas cosas, pues si es real no lo podemos negar, y si es irreal no necesita negarse. Así pues, se trata de algo que tiene una existencia aparente.

Hay una frase famosa que dice que “el mundo es ilusorio ya que es visto (objetivado); es inerte y limitado (por el tiempo, el espacio y el objeto); es igual que la plata de la madreperla” (jagad mithya, drshyatvat, jadatvat, paricchinatvat, shukya-rupyavad). Jagat es el mundo, y los objetos como la vasija, etc., son parte de él, luego son también mithya.

En el Vedanta se aceptan tres tipos de realidades: Paramartika, Vyavaharika y Pratibhasika.

1.     Paramartika es la realidad última, el Sí Mismo. Aquello que es real en los tres momentos del tiempo y no puede ser negado. A esto se le puede llamar también lo “permanentemente permanente”.

2.   Vyavharika es la realidad transaccional, el mundo. Es aquello que es real hasta que es negado por medio del Conocimiento del Sí Mismo. Sólo se puede negar por medio del Conocimiento del Sí Mismo. Este estado lo podemos llamar el de lo “temporalmente permanente”.

3.    Pratibhasika es la realidad superpuesta; el conocimiento erróneo. Se trata de lo que no es nunca real pero que se nos aparece como si lo fuera hasta que se alcanza el conocimiento del sustrato. Esto solo se puede negar conociendo el sustrato que en este caso algo distinto que el Sí Mismo[1] . A esto lo podemos llamar lo “temporalmente temporal”.
    
El conocimiento (ordinario) de una vasija es negado por medio del Conocimiento (vedántico). Entonces, al tratarse de una ilusión (mithya), esta forma de conocimiento no se puede afirmar que sea un “conocimiento correcto” (prama), ya que es ‘negado’ (badhita) y no ‘no-negado’ (abhadita).

No obstante, según el planteamiento vedántico, hasta que no se alcanza el conocimiento del Sí Mismo (Atman-Brahman), el mundo de la vasija, etc., se debe aceptar que es vyavaharika, es decir, no se debe ‘negar’ (badhita) dándolo precipitadamente por "falso". Es únicamente por medio del conocimiento inmediato del Sí Mismo como puede negarse. 

Y decimos conocimiento ‘inmediato’ (aparoksha) del Sí Mismo porque por medio del estudio del Vedanta podemos llegar a tener el conocimiento general de que no somos el complejo cuerpo-órganos sensoriales, pero este conocimiento tiene un carácter ‘mediato’ (paroksha). 

Dice la sruti que cuando se alcanza el conocimiento (directo(aparoksha) del Sí Mismo, se alcanza la no-dualidad y se niega la dualidad, de modo que entonces no queda otra cosa que el Sí Mismo, y el mundo de la dualidad entendido como conocedor-conocimiento-conocido deja de existir en su forma aparente. 

Hasta que no se alcanza este estado, la dualidad existe.


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[1] Se trata de todo aquello que en el mundo transaccional ordinario constituye un error de interpretación. Como ejemplo podemos recordar el clásico de la cuerda (substrato) que en la penumbra se nos aparece como si fuera una serpiente.

viernes, 12 de mayo de 2017

DESEOS Y CONOCIMIENTO




Yoga Vashista:


SOBRE LOS DESEOS MUNDANOS
Y EL CONOCIMIENTO PERFECTO 

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Valmiki


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sanatanadharmatradicional


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Extractos de la versión extendida de la obra titulada “Yoga Vashista” atribuida al sabio Valmiki (versión de Vihari Lala Mitra). Traducción inédita al castellano, de Roberto Mallón Fedriani.

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Liberarse de los deseos
(Libro IV. Sthiti Khanda. 57, 19-33)

“El hombre atado a sus deseos es un siervo, y el que está libre de ellos se dice que está libre de la esclavitud. Apártate de tus deseos y no tendrás motivos para buscar la libertad. Primero abandona tus deseos abyectos, después libérate de tus deseos de posesiones mundanas. Después fomenta tus mejores deseos, y finalmente inclínate hacia tus tendencias puras y sagradas. Una vez que te conduzcas a ti mismo con los deseos puros, deshazte al final incluso de estos. Entonces, libre ya de todos los deseos, inclínate y únete con tus tendencias mentales y conscientes. Finalmente, habiendo alcanzado el estado de la tranquilidad estable, deshazte incluso de tu mente a fin de liberarte de todos los demás deseos. Sé un ser intelectual, y continúa respirando tu aliento vital. Pero mantén bajo control tu imaginación, y no prestes atención al paso del tiempo o a las revoluciones de los días y las noches. Renuncia a tu deseo hacia los objetos de los sentidos y desenraiza tu sentido de ego individual, que es la raíz del deseo. Deja que tu entendimiento esté calmo y en silencio, y serás respetado por todos. Expulsa todos los sentimientos y pensamientos de tu corazón y de tu mente, pues aquel que está libre de toda ansiedad es superior a todos. Tanto si un hombre practica el éxtasis de samadhi u otro tipo de meditación intensa como si no, aquel cuya mente elevada ha perdido su dependencia de las cosas mundanas se dice que ha alcanzado la Liberación. El hombre que carece de deseos no tiene necesidad de realizar o de evitar actos piadosos. La libertad de su mente respecto a la dependencia de algo es suficiente para su Liberación. Puede que un hombre haya estudiado bien las Escrituras, y que haya conversado acerca de ellas, no obstante estará lejos de la perfección sin la renuncia perfecta y el silencio. Hay hombres que lo han estudiado todo y han deambulado por todas partes del mundo, pero hay pocos que hayan conocido la Verdad. De entre todas las cosas que se ven en el mundo no hay ninguna que el sabio considere verdaderamente deseable o persiga. Todo este entusiasmo hacia el mundo, y todas las cosas que persiguen los hombres, solo tienden hacia el sostenimiento del cuerpo animal. No hay nada en el mundo que conduzca a la edificación del alma racional. Busca por toda la tierra, en los cielos superiores y en las regiones infernales, y encontrarás pocas personas que hayan conocido aquello que merece la pena conocerse. Es raro encontrar a un sabio cuya mente carezca de la firme dependencia de las vanidades del mundo, alguien cuya mente esté liberada de deseo o de disgusto, o de conformidad o disconformidad respecto de algo.”



La postura del sabio
(Libro IV. Sthiti Khanda. 4, 23-44)

”Así como nuestra vista recae con indiferencia sobre todos los objetos, así es como mira el sabio, sin preocupación hacia todos los objetos y transacciones de la vida. El sabio es autosuficiente en todos los estados de la vida. Ni rechaza las bendiciones terrenas que le son traídas, ni añora o se esfuerza mucho hacia aquello que se le niega. Ni el anhelo de aquello que no posee, ni el miedo a perder lo que posee, son cosas que perturben la mente del sabio; ocurre igual que con las plumas de un pavo real: por más que las agite no son capaces de mover la inmutable montaña. El sabio reina como un monarca, libre de todos los miedos y las dudas, libre de todo cuidado y curiosidad, y con la mente libre de falsas fantasías. El alma que es inconmensurable en sí misma está situada en el Alma Suprema, al igual que el ilimitado océano está contenido en el cuerpo del océano único universal.”



Las 'tentaciones' del Liberado
Libro V. Upasama Khanda, 54, 64-66

“Mientras Uddalaka estaba sentado en su pleno resplandor de luz, vio a los maestros espirituales aéreos (siddhas) y a un grupo de dioses que avanzaba hacia él. El grupo de maestros espirituales estaba deseoso de conferirle los puestos del dios Sol y de Indra. Se reunieron alrededor de él con grupos de divinos gandharvas y de ninfas apsaras procedentes de todas partes del Cielo. Pero el santo no les prestó ninguna atención, ni les rindió los honores debidos. Permaneció sumido profundamente en su pensamiento y continuó con su meditación estable. Sin darle ninguna consideración a los maestros allí reunidos, permaneció fijado en esa su morada de felicidad, al igual que el sol permanece en el hemisferio norte durante la mitad del año. Mientras permanecía gozando de su estado bendito de Liberación viviente, los dioses Vishnu, Shiva y Brahma esperaron a sus puertas junto con los grupos de maestros espirituales, discípulos y otros dioses. Uddalaka permaneció en su estado de desapego, el que está en medio de los dos opuestos de tristeza y de felicidad -ninguno de los cuales dura mucho excepto el estado medio de desapego que dura para siempre-. Cuando la mente está situada en su estado de neutralidad, y tanto si es por un momento o durante miles de años, nunca más le encuentra sabor al placer. Ve ya sus goces futuros en el próximo mundo tal y como empezaron en este. Cuando los hombres santos han obtenido aquel estado de felicidad en esta vida, no miran nunca más hacia el mundo exterior. Se apartan de él, lo mismo que hacen los hombres que se apartan de las ramas espinosas de las zarzas. Los santos que alcanzan este estado de felicidad trascendental no se rebajan para ver el mundo visible, lo mismo que aquel que está sentado en el carro celestial de Chitraratha -el rey de los Gandharvas- nunca sale fuera para pisar las zarzas espinosas. Aquellos que gozan de esta felicidad de lo invisible dentro de ellos, no se preocupan del mundo visible, lo mismo que un hombre rico autosuficiente no se preocupa del estado de los pobres miserables…”



El camino de purificación
(Libro V. Upasama Khanda, 24, 48-61)

“Una vez que el alma ha sido purificada, entonces es cuando el hombre está preparado para el aprendizaje espiritual; lo mismo que ocurre con el hilo: solo aquel que está limpio, está preparado para recibir un buen color. Al igual que con un muchacho que está aprendiendo, la mente ha de ser controlada por grados, primero por medio de la persuasión y de buenas lecturas, después aprendiendo las Escrituras, y finalmente a través de la discusión de las distintas doctrinas. Una vez que se ha alcanzado la perfección del aprendizaje y todas las dudas y dificultades han sido dispersadas, la mente brilla como un trozo de cristal puro e irradia su brillantez como los rayos de la luna. Entonces, cuando ha alcanzado el Conocimiento y la comprensión completa, ve en Dios el Espíritu, y en su cuerpo el asiento de los goces en este mundo. Ve constantemente el Espíritu delante de él por medio de su entendimiento y su razón, lo cual le ayuda a renunciar a los deseos por los goces y objetos mundanos. La visión del Espíritu elimina los deseos, y la ausencia de deseos trae a la vista la Luz del Espíritu. De este modo, una cosa se relaciona con la otra lo mismo que lo hacen la mecha y el aceite que producen la luz de la lámpara que disipa la oscuridad de la noche. Una vez que se ha perdido el gusto por los goces mundanos, y una vez se ha visto el Espíritu Supremo, el alma encuentra su descanso perpetuo en la esencia del Supremo Brahman. Las almas vivientes que sitúan su felicidad en objetos mundanos nunca pueden saborear la verdadera felicidad hasta que se basan por completo en el Espíritu Supremo. Es posible que se obtenga alguna felicidad derivada de los actos de caridad, de los sacrificios y de los peregrinajes sagrados, pero ninguna de estas cosas puede proporcionar el descanso eterno del Espíritu. Nadie siente disgusto con los placeres a menos que se examine su naturaleza y los efectos sobre uno mismo. Nada puede enseñar el camino para ver el alma a menos que el alma reflexione sobre sí misma. ¡Hijo mío! Aquello que no requiere ningún esfuerzo para obtenerlo, de ningún modo es bueno. No hay verdadera felicidad sin la renuncia a los goces mundanos. La felicidad suprema de descansar en el estado de Brahman no se puede encontrar en ningún lugar de la Creación, sea en esta esfera mundana o en cualquier otro lugar más allá de ella. Por consiguiente, espera siempre que tu alma encuentre su descanso en el Espíritu Divino. Apóyate en el ejercicio de tu coraje y deja a un lado tu dependencia de las eventualidades del destino. Un hombre sabio detesta todos los goces mundanos como si fueran fuertes cerrojos que bloquean la puerta de la felicidad. Aquello que trae al hombre a su justo juicio es la aversión a los placeres mundanos.

Así como a la penumbra creciente de la lluvia le sigue la serenidad de los cielos del otoño, así al claro razonamiento le sigue la aversión de los goces, los cuales huyen a medida que avanza la razón. Así como como los océanos y las nubes del cielo se ayudan unos a otros prestándose sus aguas, así el razonamiento correcto y la indiferencia hacia los placeres tienden a producirse el uno al otro sucesivamente. La desconfianza en el destino y los grandes esfuerzos se siguen el uno al otro, así como a la ayuda mutua le sigue la amistad. Debes apretar los dientes a fin de crear desapego incluso hacia aquellas cosas que has adquirido lícitamente conforme a las costumbres de tu país. Primero debes adquirir tu riqueza a través de valientes esfuerzos, después buscar la compañía de hombres buenos e inteligentes por medio de tu riqueza. La asociación con los sabios, al estimular el poder del razonamiento, produce una aversión hacia los placeres sensuales de la vida, lo cual a su vez produce un incremento del conocimiento y del aprendizaje. Éstos conducen gradualmente a la renuncia completa hacia los objetos mundanos. Entonces, por medio de tu razonamiento, alcanzarás ese estado supremo de descanso perfecto y santidad de tu alma. Ya nunca más caerás en el lodo de tus concepciones erróneas sino que, como pura esencia, no dependerás de nada y te transformarás en el venerable Shiva. Así pues, los pasos para alcanzar la perfección son: primero la adquisición de riqueza conforme a las costumbres de tu casta y tu país; después su uso en servicio de los hombres sabios e instruidos; a continuación tu abandono del mundo. Finalmente a todo ello le seguirá el que alcances el Conocimiento Espiritual por medio del cultivo de tus poderes de razonamiento.”


El Conocimiento perfecto
(Libro V. Upasama Khanda, 79)

 “Dijo Rama: « ¡Oh Sabio! Has descrito los métodos para suspender la mente por medio de las prácticas yóguicas. Ahora espero que amablemente me digas cómo puede estabilizarse la mente por medio del Conocimiento perfecto». Y Vashista contestó: «Conocimiento perfecto significa la firme creencia que tiene un hombre en la existencia de un (solo) Sí mismo manifiesto o Alma Suprema (Paramatman) que carece de principio y de fin. Esto es lo que quieren decir los sabios con Conocimiento completo o Conocimiento perfecto. Su plenitud consiste en ver todas las formas visibles, como estas vasijas, esos cuadros, y todos estos cientos de cosas, como manifestados en la plenitud de ese Espíritu y no distintos de él. El Conocimiento imperfecto es causa de nuestro nacimiento y sufrimiento. El Conocimiento perfecto nos libera de ellos. Nuestra visión defectuosa nos muestra la serpiente en la cuerda. Nuestra visión completa de ello elimina el error. Solo el Conocimiento que está libre de la imaginación, libre de cualquier creencia en lo objetivo, y la completa confianza en la subjetividad consciente, conduce a la Liberación de los hombres. No hay otra cosa que pueda hacerlo. El Conocimiento de lo puramente subjetivo es idéntico al Espíritu Supremo. A esta pureza mezclada con la materia impura objetiva se le denomina ignorancia (Avidya). La Consciencia es en sí la cosa que es consciente de algo. El conocimiento es idéntico con lo conocido. No hay diferencia entre ellos. El alma solo se conoce a sí misma pues no hay otra cosa que sí misma. En las Escrituras, la expresión «ver solo el alma en su verdadera luz en los tres mundos», es una expresión equivalente a «todo este mundo es el alma misma». El Conocimiento de esta Verdad constituye la perfección del hombre. Si todo es el alma ¿por qué entonces hablar de una entidad o de algo que no es? ¿qué significado puede tener la esclavitud y la liberación? La mente no es otra cosa que sus percepciones, que son manifestaciones de Dios mismo. La totalidad [de la manifestación] es un vacío infinito. No hay esclavitud ni liberación de nadie. Todo esto es el inmenso Brahman que se extiende en la forma de esta vasta inmensidad. Por consiguiente, puedes engrandecer tu alma invisible por ti mismo y por medio de tu Conocimiento de ti mismo. Por medio de esta visión global de Brahman, como todo en todo, no puedes encontrar ninguna diferencia entre un trozo de madera o una piedra y tus vestidos. ¿Por qué entonces te empeñas tanto en hacer estas distinciones? Conoce el alma como la sola substancia indestructible. Permanece quiescente desde el principio hasta el fin, y sabe que esta es la naturaleza de tu alma. Sabe que este universo ilimitado, con todos los cuerpos fijos y móviles que contiene es un vacÍo trascendente en donde no hay lugar para cualquiera que sea tu felicidad o tristeza. Las formas de la muerte, la enfermedad, la unidad y la dualidad surgen constantemente en el alma como interminables olas en el mar. Aquel que permanece en el abrazo cercano de su alma con su entendimiento interior nunca es tentado de caer preso en la trampa de los goces mundanos. Aquel que posee la claridad para el juicio correcto, nunca es movido por la fuerza de los deleites terrestres, sino que permanece tan inamovible como una roca ante los vientos. Los hombres ignorantes, estúpidos, que no entran en razón, estando guiados por sus deseos son presas del sufrimiento continuo, al igual que los peces de una charca seca son devorados sin piedad por las grullas. Conociendo el mundo lleno de espíritu y sin la materia ignorante, cierra tus ojos frente a sus fenómenos visibles y permanece firme con tu esencia espiritual. La pluralidad de las cosas es creación de la imaginación. En realidad carecen de existencia. Son como las muchas formas de las olas del mar, que en realidad no son otra cosa que su agua. Por consiguiente, el hombre que confía en su firme fe en la unidad se dice que está verdaderamente liberado y es de Conocimiento perfecto.


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